lunes, 2 de diciembre de 2013

«Nacimiento de la Redención»

- Mensaje nº 360 -

Hija mía A una velocidad vertiginosa, los acontecimientos se superan en todo el mundo, así que utilizad estos días reflexivos para conseguir (un poco de) paz en vuestras vidas, para volver en vosotros lejos del estrés de la vida cotidiana, y para volver a lo que es importante: prepararos para el Señor y celebrar la Navidad con el amor, el cuidado, la alegría y la esperanza que el Señor os da, porque hace más de 2000 años os envió a Su Hijo, y este «nacimiento de la redención» lo celebráis el día de Navidad.

Hijos míos. Es una de las fiestas más hermosas que tenéis en el año, ¡porque se os da la bendición del Señor! El amor del Padre, este amor tan sobrecogedor y que todo lo da, os ha dado al Salvador, y por eso celebrad esta fiesta en este amor, en esta alegría y en la «esperanza hecha hombre», porque el Señor os ha dado a Su Hijo y con Él la salvación del pecado y de la miseria, porque quien siga a Jesús resucitará y entrará en la gloria del Señor.

Hijos míos. Esperad con ilusión esta fiesta y celebradla contemplativamente, porque quien lleve a Jesús en su corazón, mire al mundo con Sus ojos y vea el amor del Señor también en sus semejantes, estará lleno de alegría y plenitud.

Hijos míos. Entrad plenamente en el silencio, la gracia, la esperanza y la alegría que trae esta fiesta, y dad vuestro Sí a Mi Hijo, vuestro Jesús. Entonces las predicciones se harán realidad para vosotros y vuestra herencia será el Nuevo Reino.

Celebra esta fiesta como si fuera la última, y vuélvete así completamente al Señor. Entonces tu alma sanará, y celebrarás esta fiesta como lo que es, en la alegría y la gratitud, en la esperanza y la realización hechas realidad, y en el amor omnipresente del Señor.

Que así sea.

Vuestra amorosa Madre del cielo. Madre de todos los hijos de Dios.

Gracias, hija Mía.