Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
sábado, 15 de agosto de 2015
Alta Fiesta de la Asunción.
Nuestra Señora pronuncia unas palabras de consuelo después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la capilla de la Casa de la Gloria en Mellatz a través de Su instrumento e hija Ana, que repite las palabras desde su lecho de enferma.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Querida Madre de Dios, tú ves mi tristeza. Tú también estás triste por toda esta situación. Prometiste darnos unas palabras de consuelo. No pensaste en ti, sino en nosotros, pequeño rebaño, en los seguidores y en los fieles de Heroldsbach y de Wigratzbad.
La querida Santísima Madre nos dirigirá unas palabras de consuelo: Mis queridos hijos de María, debo deciros que vuestra queridísima Madre, vuestra Reina del Rosario de Heroldsbach y vuestra Madre Inmaculada Concepcionista de la Victoria quisiera transmitiros estas palabras de consuelo.
Sois Mis hijos de María y seguís siéndolo. Estáis en la lucha más grande. Mi pequeña, que lo ha soportado todo hasta hoy, ha luchado valientemente y seguirá haciéndolo, pero está a punto de desfallecer. Lo ha sentido a menudo. Desde que se ha hecho cargo de la gran misión de Wigratzbad, se ha convertido en demasiado para ella en los últimos tiempos con las expiaciones, y estaba completamente sobrecargada y aún lo está, porque la misión presiona mucho sobre sus hombros. Sí, ya no puede más. Dijo que estaba acabada. Algunos medicamentos aún podrán mantenerla en pie, que sobrevivirá a todo. Ella también debe tomar estos medicamentos con el permiso del Padre Celestial. Vosotros, Mis queridos seguidores y Mi amado pequeño rebaño, seguiréis acompañándola y apoyándola, así como Mi hueste angélica del cielo y su queridísima Madre Inmaculada Recibida y Reina de la Victoria.
Veo su sufrimiento y su tristeza y veo también la tristeza de Mi pequeño rebaño. Pero comprended, Mis queridos hijos, que en este momento no es posible recibir los mensajes, recibirlos y transmitirlos en este estado desolador de Mis pequeños.
Os amo a todos, os bendigo y estoy con vosotros como vuestra queridísima Madre Inmaculada Recibida y Reina de la Victoria, quiero abrazaros con Mi amplio manto de María. Quiero ser un apoyo para ti. Tú, hijita mía, lo necesitas especialmente. Pero también tienes detrás de ti a muchos que rezan, se sacrifican y expían. Dices que no puedes continuar. Sí, así es. No olvides, hijita Mía, que te quiero mucho. ¿Alguna vez no te he amado como Madre Celestial? Sí, hijita mía, así es.
Día y noche te sostendrá tu pequeño rebaño. Ella permanece contigo en estos días oscuros. En la oscuridad de la batalla ellos también están contigo. No olvides, si ya no puedes más, que en algún momento continuará.
Así os bendigo a todos, también a Mis dos hijos de Gotinga, a vuestra Madre Inmaculada y Reina de la Victoria y a vuestra Reina Rosa de Heroldsbach, en la Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
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