Mensajes a María para La Divina Preparación de los Corazones, Alemania
sábado, 31 de agosto de 2013
Los que hayan leído el libro de Mi Santo Padre podrán ahora interpretar los signos de los tiempos con una claridad cada vez mayor. - 30./
- Mensaje nº 249 -

Hija Mía. Siéntate Conmigo y escribe. El tiempo apremia. Vuestros días en este mundo conocido por vosotros están llegando a su fin, y la mayor parte de la humanidad no se da cuenta de ello, pues está cerrada, preocupada de sí misma y tan alejada del Padre, Creador de sí misma y de todo ser, que perecerá y «despertará» sólo demasiado tarde, es decir, cuando la atracción del lago de fuego tire de ella, tire de ella y quiera arrastrarla a las profundidades del abismo del que no habrá escapatoria ni salvación.
Vuestras oraciones, Mis queridos hijos, mitigan muchas cosas, y muchos de Nuestros "dormidos .
ovejas" se salvarán gracias a vuestra devoción a Nosotros. Pero esto no se aplica a todos los hijos de Dios , porque no todos tienen una persona amorosa para la que su salvación sea sagrada, ¡no todos se salvarán por pura misericordia y sufrimiento de los demás, si no aportan también algo ellos mismos!
Debéis convertiros, porque Mi Hijo sólo puede tomar a aquellos de vosotros que Le han dado su Sí. Quien no siga a Mi Hijo, no Le dé su Sí y no Le reconozca, no podrá entrar en el Nuevo Reino, ¡porque es el Reino de Mi Hijo, y es Él quien lo gobernará!
Quien no se aparta por su propia voluntad del mal del pecado y del mal mismo, ¡no puede entrar en este maravilloso Nuevo Mundo! Sólo a quien sea puro de corazón, se le abrirá la puerta, pero a quien sea impuro, corrupto y malo, ¡le permanecerá cerrada!
Mi Santo Hijo es tu llave para entrar en esta maravillosa gloria , y sólo quien Le ama es digno de entrar en ella. No te servirá de nada decir: «Oh, dejaré que los demás recen, ellos ya rezan por mí». ¡No! ¡ Debes cambiar! ¡Debes arrepentirte! ¡Debes volverte bueno y puro de corazón y de alma!
Tus actos deben ser ejemplares, de lo contrario Jesús no podrá liberarte. El diablo no libera a nadie de sus garras voluntariamente, es decir, ¡debes cambiar y ARREPENTIRTE de él! Quien no renuncie a él, al mal, él mismo, ¡siempre seguirá siendo su esclavo! ¡Sea consciente de ello o no! ¡Así es como será! ¡Así que vuélvete y da tu Sí a Jesús de buena gana y lleno de alegría! Porque si dices Sí a Jesús, le sigues, confías en Él, ¡entonces el diablo pierde su poder sobre ti!
¡No olvides nunca que Mi Hijo saldrá victorioso! Al diablo sólo se le concede un breve tiempo para hacer sus travesuras aquí en la Tierra. ¡Así que aléjate de él, de sus trampas, de sus pecados, de sus seducciones y de toda la «oquedad» que domina tu mundo y tu vida, y vuélvete a Jesús, tu Salvador! ¡Sólo con Él encontrarás al Padre! ¡Sólo con Él alcanzarás la Vida Eterna! ¡Sólo con Él podrás entrar en tu herencia prometida! Entonces, ¿a qué esperas?
¡El tiempo apremia! Cuando llegue el día de la gran alegría, tendrás que haberle dado tu Sí a Jesús, y para que se te permita experimentar la unión con Él como felicidad perfecta, ¡tendrás que haberle dado tu Sí!
Estáis bloqueando vuestro camino hacia la gloria al perseverar en el pecado, la tibieza y el extravío, ¡sin siquiera querer cambiar nada de vosotros mismos y de vuestras vidas! Debéis cambiar e ir hacia Jesús, ¡porque Él siempre está ahí para vosotros! Él está con vosotros, habita en vosotros, ¡pero vosotros no Le veis, no Le oís, no Le sentís!
¡Qué triste está Mi Hijo de que te hayas alejado tanto de Él! Qué triste está Dios, el Padre de todos nosotros, de que Sus hijos le hayan abandonado. Ahora tienes la oportunidad de reencontrarte con Él, con el único y verdadero Dios Trino, y por eso pide ahora al Espíritu Santo que te inspire, a Jesús que te guíe, ¡y agradece y honra y muestra respeto a tu Dios! ¡Ámale! ¡Honradle! ¡Vivid con Él!
Entonces, Mis tan amados hijos, vuestra alma volverá a ser libre, vuestro corazón gritará de alegría y seréis maravillosamente felices hijos de Dios, ¡liberados de las garras del demonio y acunados en los brazos de vuestro Padre! Seréis testigos del Nuevo Reino, pues todos sois hijos del final de los tiempos. Y quien haya leído el libro de Mi Santo Padre podrá ahora interpretar los signos de los tiempos cada vez con mayor claridad.
Venid, pues, al Padre, al Espíritu Santo y a Mí, porque entonces seréis hijos del Nuevo Reino.
Que así sea.
Vuestra amorosa Madre del Cielo y vuestro Jesús que tanto os ama. Amén.
Origen: ➥ DieVorbereitung.de
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