Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
viernes, 4 de septiembre de 2015
Día de Santa Rosalía - 11.01.2009 - Mensaje de Santa Rosalía Comunicado Al Vidente Marcos Tadeu - Santuario de las Apariciones de Jacareí

Jacareí, 11 de Enero de 2009
Mensaje De Santa Rosalia
Comunicado Al Vidente Marcos Tadeu
(Santa Rosalía) "Mis queridísimos hermanos, Yo, Rosalía, os amo con todas las fuerzas de Mi Corazón, rezo sin cesar por vosotros en el Cielo y pido incesantemente por vuestra salvación con Jesús y María.
El amor no sabe huir, esconderse ni evadirse. Aquellos que dicen que aman a Dios y a Su Madre, pero cuando Ellos aparecen en la tierra para dar Sus mensajes: no les escuchan, no van a su encuentro, no les obedecen, no dan todo de sí para agradarles, amarles, servirles y no perseveran en este amor, éstos aún no han conocido y no saben lo que es el «verdadero amor».
El que dice que ama al Señor y a Su Madre, pero cuando Ellos vienen a la tierra revelando a los hombres Su voluntad y no la cumplen, éstos no han conocido el «verdadero amor» y no tienen «verdadero amor». Muchos piensan que aman a Dios, pero el día de su juicio se sorprenderán al ver que nunca han amado verdaderamente al Señor y que se han autoengañado todo el tiempo, porque no han hecho la voluntad del Señor, sino que han preferido hacer su propia voluntad, porque se han amado a sí mismos más que a Dios y a Su Madre.
El que ama la voluntad del Señor, el que hace verdaderamente la voluntad del Señor es el que guarda las Palabras del Señor; el que guarda Sus Mandamientos, el que hace Su voluntad, y el que renuncia a su voluntad para hacer la Suya, por tanto, busca el «verdadero amor». El Señor está inclinado a perdonar tus miserias, a perdonar tus debilidades, si ve en ti una gota, un grano de arena de «amor verdadero», y te dará la gracia de la conversión, de la salvación, de la perfección espiritual, si tienes «amor verdadero». Quien ama de verdad al Señor y a Su Madre, defiende lo que es Suyo, protege lo que es Suyo, cuida lo que es Suyo, trabaja por lo que es Suyo, lucha por lo que es Suyo hasta que consume todas sus fuerzas.
El amor no mide la distancia, la demora ni la dificultad. El Amor sólo sabe amar y nada más. Pide este Amor, porque si no lo tienes, no entrarás en el Reino de los Cielos, porque el Cielo es sólo para los que han aprendido a amar a Dios sobre todas las cosas, es decir, más que a sí mismos, más que al mundo.
Yo, Rosalía, rezaré por vosotros en el Trono del Señor, sin cesar. Acude a Mí en tus oraciones y Yo te daré consuelo siempre.
Paz Marcos, te amo, amo este Lugar con todas Mis fuerzas. Lo defenderé con Mis gracias, con Mis bendiciones, con Mis oraciones y también te cubriré siempre de paz, bendición, consuelo y luz. Paz».
4 de septiembre - Santa Rosalía
Rosalía nació en el año 1125 en Palermo, Sicilia, Italia.
Era hija de Sinibaldo, un rico feudatario, señor de la región de las colinas «de Quisquinia y Rosas», y de María Guiscarda, sobrina del rey normando Roger Ii.
Así pues, Rosalía era muy rica y vivía en una corte muy importante de la época.
Durante su adolescencia, fue dama de la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia, que apreciaba su amable y generosa compañía.
Pero nada de esto la atrajo ni la estimuló.
Sabía que su vocación era servir a Dios y anhelaba la vida monástica.
A los catorce años, llevando consigo sólo un crucifijo, abandonó definitivamente la corte y se refugió, solitaria, en una cueva de las afueras de Palermo.
El lugar pertenecía al feudo paterno y era un sitio ideal para la reclusión monástica.
Estaba cerca del convento de los benedictinos, que tenía anexa una pequeña iglesia.
Así, aun viviendo aislada, podía participar en las funciones litúrgicas y recibir orientación espiritual.
Después, la joven ermitaña se trasladó a una cueva en la cima del monte Pelegrino, que le había donado su amiga, la reina Margarita.
Allí ya había una pequeña capilla bizantina, y también, cerca, los benedictinos con otro convento.
Éstos pudieron seguir y atestiguar con sus registros la vida eremítica de Rosalía, que vivía en oración, soledad y penitencia.
Muchos habitantes de la ciudad subieron a la colina, atraídos por la fama de santidad de la ermitaña.
Hasta que, el 4 de septiembre de 1160, Rosalía murió en su cueva del monte Pelegrino, en Palermo.
Se han atribuido varios milagros a la intercesión de Santa Rosalía, como la extinción de la peste que asolaba Sicilia en el siglo XII.
Su culto se extendió enormemente entre los fieles, que la invocaban como patrona de Palermo, aunque para muchos esta celebración era sólo una antigua tradición oral cristiana, por falta de indicios reales de la vida de la santa.
Señales que el erudito Octavio Gaietani no pudo encontrar antes de morir en 1620.
Sólo tres años después se aclaró todo, al parecer por la propia Santa Rosalía.
Se dice que se apareció a una mujer enferma y le dijo dónde estaban escondidos sus restos.
Esta mujer lo comunicó a los frailes franciscanos del convento cercano al Monte Pelegrino, que efectivamente encontraron sus reliquias en el lugar indicado el 15 de junio de 1624.
Cuarenta días después del descubrimiento de los huesos, dos albañiles, que trabajaban en el convento de los dominicos de San Esteban de Quisquinia, encontraron en una cueva una inscripción latina muy antigua que decía: «Yo, Rosalía Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor a mi Señor Jesucristo he decidido habitar en esta cueva de Quisquinia.»
Esto confirmaba todos los datos investigados por el difunto Gaietani.
La autenticidad de las reliquias y de la inscripción fue probada por una comisión científica, reavivando el culto a Santa Rosalía, patrona de Palermo. El Papa Ubaldo Viii también contribuyó a ello al incluir las dos fechas en el Martirologio Romano en 1630. Así, Santa Rosalía se celebra el 15 de junio, fecha en que se encontraron sus reliquias, y el 4 de septiembre, fecha de su muerte. La urna con los restos de Santa Rosalía se conserva en el Duomo de Palermo, en Sicilia, Italia.
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