domingo, 10 de mayo de 2015

Mensaje De Nuestra Señora, Jacinta Y Francico Marto - 98º Aniversario De Las Apariciones De Fátima - 403ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora

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Jacareí, 10 de Mayo de 2015

Conmemoración Del 98º Aniversario De Las Apariciones De Fátima

403ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora

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Mensaje de Nuestra Señora, Beatos Jacinta y Francisco Marto

(Marcos): «Me alegro de que a la Señora le haya gustado el Rosario de los Pastorcitos. Prometo hacer otros nuevos para que a través de ellos el mundo entero conozca el verdadero amor a Ti, la verdadera obediencia, y también muchos reciban gracias y milagros a través de ellos y así se acelere en el mundo el Triunfo de Tu Inmaculado Corazón. Sí.

Entonces, ¿el deseo de hacerlo lo puso la Señora en mi corazón?

Sí, ya había decidido hacerlo. Sí, lo haré».

(María Santísima): «Mis queridos hijos, hoy que ya estáis celebrando el Aniversario de Mis Apariciones en Fátima, que será esta semana, os invito de nuevo a mirar Mi Encina.

Mirad Mi Encina, donde bajé del Cielo hace 98 años para llamar a todos Mis hijos a la conversión, a la oración y a la penitencia que agrada a Dios.

Soy la Señora de la Encina, soy la Señora del Rosario, soy la Mujer vestida de Sol coronada de Doce Estrellas, terrible como un ejército en orden de batalla.

Soy la Señora de la Encina, que bajó de las alturas del Cielo para combatir al dragón rojo y a su padre Satanás, que ya ensayaban en el mundo los pasos decisivos para reducir a toda la humanidad al ateísmo y a una esclavitud mundial sin precedentes, creando en la Tierra su reino satánico de odio, violencia, injusticia y negación de Dios.

Mirad a la Encina, donde he bajado más blanca que la nieve para invitaros a la santidad, a una vida pura en la gracia de Dios. Para que podáis ser verdaderamente Mis hijos, hijos de Dios, amigos de Jesús, y podáis realmente reflejar esa perfección, esa belleza de Dios, que Mis Pastorcitos reflejaron y reflejaron tanto en sus vidas.

Si renunciáis al pecado y decidís vivir en la amistad y la gracia de Dios, podré derramar en vuestras almas esa gran luz que es Dios, que irradié y derramé sobre Mis Pastorcitos.

Y vosotros, como ellos, reflejaréis esta gran luz de santidad al mundo entero, destruyendo las tinieblas del pecado y del mal. Y haciendo brillar aún hoy sobre este mundo oscurecido por las tinieblas de Satanás la luz de la salvación para tantos hijos Míos que están en las tinieblas. Y sólo a través de ti podrán ver Mi luz y venir así a la luz del Señor, y así salvarse.

Mirad la Encina, donde aparecí y llamé a todos Mis hijos a la oración del Santo Rosario, con el Santo Rosario podéis detener las guerras como Mis hijos que creyeron en Mi Mensaje de Fátima acortando la primera guerra mundial, con las oraciones de los Rosarios que Me hicieron en la Cova de Iria en Fátima.

Con el Rosario puedes acortar y detener las guerras, puedes detener los castigos de la naturaleza. Con el Rosario puedes detener el curso de los acontecimientos malignos que vienen hacia ti, y puedes cambiar toda amenaza, toda desgracia en bien, en alegría y en paz.

Rezad el Santo Rosario, porque con él, hijitos Míos, llegaréis al Cielo. Se lo prometí a Mi hijito Domingo de Guzmán, y os lo vuelvo a prometer aquí a través de Mi hijito Marcos: a quien Me sirva rezando Mi Rosario, dándome cada día el regalo, el homenaje, la prueba de amor del rezo de Mi Santo Rosario. A ese hijo Mío que Me reza cada día el Rosario, le prometo todas las gracias necesarias para la salvación, le serán perdonados sus pecados, le será dada la corona de la vida eterna.

Y si el alma es fiel en rezar el Rosario todos los días de su vida hasta el final, a esa alma, a ese hijo mío, le prometo abrirle las puertas del Paraíso e introducirlo en la presencia del Señor, presentarlo en la presencia del Señor como hijo Mío, como hijo amado de Mi Corazón Inmaculado. Y a este hijo, Mi hijo Jesús no podrá negarle la salvación, no podrá negarle la corona de la vida eterna.

Por eso os digo que recéis Mi Rosario, porque a quien rece Mi Rosario todos los días con el corazón le prometo la salvación, le prometo que todos sus pecados le serán perdonados antes de su muerte. Y ese hijo Mío morirá en Mis brazos siendo llevado por Mí a la gloria celestial donde lo colocaré en medio de los Ángeles y de los Santos para que alabe y bendiga al Señor eternamente.

Mirad la encina, donde aparecí en Fátima, y desde donde hice al mundo entero Mi dolorosa y conmovedora llamada maternal: ¡Convertíos! No ofendáis más a Dios, que ya está muy ofendido.

Vivid este Mi Mensaje: Convertíos, para que seáis dignos de las promesas que os hago.

Convertíos, para que el mundo entero encuentre verdaderamente su salvación y su paz.

Convertíos, y no renovéis más la Crucifixión Dolorosa de Mi hijo Jesús con vuestros pecados cotidianos.

Convertíos, para que los castigos decretados contra el mundo, contra vosotros, se transformen en un nuevo tiempo de gracia y de misericordia.

Conviértete, para que por fin el mundo reciba el Don Divino de la Paz y la Salvación.

Mirad a la Encina donde aparecí y donde os hice Mi promesa consoladora: ¡Por fin triunfará Mi Corazón Inmaculado!

Así terminará vuestra historia, así terminará la historia del mundo, así terminará la guerra entre Yo, la Mujer vestida de Sol, y el dragón infernal. Así, hijos Míos, terminará la trágica historia de esta humanidad alejada de Dios, rebelada contra Él y Sus mandamientos, y entregada al poder de Satanás y del pecado.

Mi Corazón Inmaculado triunfará, que esta consoladora promesa nunca abandone vuestra mente, vuestra boca y vuestro corazón. Y que Ella te dé la fuerza para rezar y luchar cada día.

¡Adelante! ¡Mi Triunfo está más cerca de ti que nunca! Por eso, debes mirar a la Encina a la que Me aparecí y recordarte cada día Mi promesa consoladora, para que no te desanimes en esta última etapa del camino, ni te paralicen tus sufrimientos, ni te engañe Satanás para que aceptes el pecado.

Rezad, rezad, para que cada día os haga sentir más la esperanza consoladora de mi promesa hecha en las ramas, en los brazos de la encina de Fátima: ¡Por fin, mi Corazón Inmaculado triunfará!

Aquí, en este lugar, donde voy a terminar lo que empecé en Fátima, os invito cada vez más a mirar mi encina y a recordar mis mensajes y mis promesas consoladoras: ¡Por fin triunfará Mi Corazón!

Así, caminaréis cada día a la luz de Mi Corazón Inmaculado como caminaron Mis Pastorcitos de Fátima, como camina Mi hijito Marcos, Mi 4º Pastorcito desde hace 25 años.

Entonces, a través de vosotros, como hago a través de estos Mis amados hijos, Mis videntes, emanaré al mundo entero Mi gran luz maternal, que disipará las tinieblas del mal, de Satanás. Y haré que amanezca un nuevo día de gracia y salvación para el mundo entero, poniendo fin a la noche de pecado, guerra y perdición de Satanás.

Os bendigo hoy a todos con el amor de Mi Encina de Fátima, en la que aparecí, de Fátima, de Montichiari y de Jacareí».

(Jacinta Marto): «Amados hermanos y hermanas Míos, Yo, Jacinta Marto, sierva de Dios, sierva de la Madre de Dios, estoy feliz de venir hoy a vuestro encuentro.

Rezad, rezad el Rosario, porque con el Rosario seréis grandes Santos.

Sed un Rosario vivo para la Madre de Dios, como lo fui yo misma. Sed un Rosario vivo para la Madre de Dios, como lo fui yo, dando a la Madre de Dios cada día las rosas místicas de vuestro amor, de vuestra oración pura, viva, hecha con el corazón.

Rezad el Rosario cada vez con más amor, porque el Rosario os dará la fuerza interior para superarlo todo, todo lo que queráis superar en vuestras vidas.

No hay dificultad o problema interior o exterior, espiritual o material, que no se resuelva rezando el Santo Rosario.

Rezad el Rosario, que es el camino seguro, que es el medio seguro para ir al Cielo, que es el camino seguro para la salvación. El amor al Santo Rosario es un signo seguro de predestinación al Cielo, y el desprecio al Santo Rosario es un signo seguro de condenación eterna.

Amad el Santo Rosario, rezad el Santo Rosario para que a través del Santo Rosario seáis conducidos al Cielo.

Sed Rosarios vivos de amor a la Madre de Dios, haciendo de vuestra vida una oración continua. Es decir, incluso cuando no estéis rezando el Rosario, las oraciones que la Madre de Dios os ha enviado, transformad vuestro trabajo, vuestro estudio, en oración y sacrificio, aceptándolas con amor y ofreciéndolas por la salvación del mundo y de los pecadores.

Sé un Rosario vivo de amor a la Madre de Dios, entregándole cada día tu corazón en cada Ave María, en cada oración que reces. Para que así, verdaderamente vuestro Rosario os acerque al Corazón de María y os abra con esta Llama de Amor del Corazón Inmaculado de María. De la que yo y mi hermano Francisco y mi prima Lucía estábamos encendidos.

Esta Llama de Amor, que Dios da sólo a los que Él quiere salvar. Esta Llama de Amor, que Jesús sólo da a los que más ama para que amen a Su Madre con todo su corazón, con Su amor. Esta Llama de Amor, que Jesús sólo da a Sus verdaderos amigos para que vengan a Él y Le amen, viviendo en Su Madre, reinando en Su Madre.

Esta Llama que es el secreto de santidad de los Santos y que fue el secreto de santidad de Mi hermano Francisco, de Mi santidad y de Mi prima Lucía. Esta Llama os la dará el Santo Rosario si lo rezáis con el corazón y si vosotros mismos sois Rosarios vivos de amor a la Madre de Dios.

Si tenéis esta Llama en vuestro corazón, que ya ha sido dada a Nuestro amadísimo Marcos, vuestras almas y vuestros corazones arderán con este fuego, que os llevará siempre y cada vez más a amar a la Santísima Virgen y a amar a Jesús que vive en la Santísima Virgen.

Esta Llama os llevará a conocer los secretos más profundos del Corazón de Jesús, que sólo son revelados por el Corazón Inmaculado de María.

Si tienes esta Llama, conocerás ese secreto de santidad que elevó rápidamente a la Santidad a Mi hermano Francisco, a Mi primita Lucía, a Mí, a Luiz de Monfort, a Geraldo Majella, a Alfonso de Ligorio, a Antonio María Claret, a tantos santos.

Pedid, pues, esta Llama de Amor, en vuestras oraciones de todo corazón, especialmente en el Santo Rosario, y os será dada, porque esta Gracia Jesús no la niega a nadie, pues es Su voluntad que todos ardan en esta Llama de Amor que Yo tenía en Mi pecho, por el Corazón Inmaculado de Su Madre.

Rezad, sed Rosarios vivos, y la Santísima Virgen vivirá en vosotros y con Ella y en Ella Jesucristo vivirá en vosotros. Entonces será la victoria, será la unión, será la comunión perfecta de Amor que el Cielo tanto desea hacer en vosotros.

Rezaré siempre por vosotros, os ayudaré siempre, os tomaré de la mano en los momentos difíciles y os ayudaré a seguir adelante.

En vuestras aflicciones y sufrimientos invocadme, y Yo acudiré inmediatamente en vuestra ayuda.

Os bendigo a todos con amor desde Fátima, desde Montichiari y desde Jacareí».

(Francisco Marto): «Amados hermanos Míos, Yo, Francisco Marto, Pastorcito de Nuestra Señora de Fátima, siervo del Amor, vengo hoy una vez más a deciros: consolad a vuestro Dios, consoladle como el Ángel de la Paz nos ordenó a Mí, a Mi hermana Jacinta y a Mi prima Lucía que consolásemos al Señor.

Consuélale, consuélale con tu amor, con tu oración hecha con el corazón, con tu renuncia al mal y al pecado, con tu sí a la gracia de Dios y a la voluntad de Dios.

Consolad a vuestro Dios viviendo una vida Santa para Él, viviendo para Él de todo corazón, aceptando el Plan de Amor que Él tiene ahora para vosotros, para salvar no sólo vuestras almas, sino a toda la humanidad.

Consuela al Señor dándole un sí perfecto, un sí total para consolarlo por buscar en tantos corazones un sí perfecto y completo, un amor verdadero y no encontrarlo nunca.

Dale al Señor tu sí para que se consuele de verdad en ti, te mire y olvide su gran tristeza por el mundo dominado por el pecado y su enemigo.

Consuela al Señor con tu oración viva, hecha con tu corazón. Consuela al Señor con tu alma perfumada de sacrificios, virtudes y buenas obras. Para que así, verdaderamente, junto con Nosotros seáis una gran fuerza de reparación para consolar a Dios por los pecados por los que es ofendido, y también para suplicar por la conversión de los pecadores.

Acoged en vuestros corazones la Llama de Amor, para que Le améis con el amor del Corazón Inmaculado de María, y para que améis también al Corazón Inmaculado de María, con la Llama de Amor del Sagrado Corazón de Jesús.

Así, abrasados con esta Llama de Amor amaréis perfectamente al Señor y a vuestra Madre, y vuestra vida será verdaderamente la continuación de lo que fue mi vida, la vida de mi hermana Jacinta y de mi prima Lucía. Una Llama de Amor ardiente, que cada día se elevaba al Cielo consolando a Nuestro Dios y atrayendo misericordia, salvación y paz a los pecadores.

Esta Llama de Amor crecía en Nosotras tanto cada día, hasta que al tocar el Cielo, rompió el lazo que ataba nuestras almas al cuerpo. Y así volamos, volamos al Cielo, ascendimos al Cielo en esta Llama de Amor para allí con los Santos en el Cielo, para seguir cantando el himno del verdadero amor al Señor y a vuestra Madre por los siglos de los siglos.

Pedid esta Llama de Amor, aceptadla, dejad que actúe y trabaje en vosotros, y entonces, vosotros también ascenderéis un día al Cielo a través de ella, y estaréis a Mi lado unidos a Mí para siempre, juntos en una Llama de Amor aún más intensa para amar, alabar y adorar al Señor por toda la eternidad.

Os bendecimos a todos ahora con la Santísima Virgen, que ahora os dará Su bendición especial.

Os quiero mucho, continuad haciendo todas las oraciones que Nuestra Reina os ha mandado hacer Aquí, por ellas llegaréis a ser grandes Santos.

Si las hubiera recibido en Mi tiempo, mucho más habría consolado a Mi Dios, mucho más habría amado a Mi Reina y la habría consolado. Y mucho más habría brillado en santidad, ardor y amor al Señor.

Ahora os bendigo a todos con Amor desde Fátima, desde Montichiari y desde Jacareí».

Participa en las Apariciones y oraciones en el Santuario.

Infórmate en el Tel: (0Xx12) 9 9701-2427

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Retransmisión en directo de las representaciones todos los días.

Sábados a las 15:30 - Domingos a las 10:00.

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