jueves, 21 de noviembre de 2013

Mensaje De Nuestra Señora - Comunicado Al Vidente Marcos Tadeu - 154ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora

Mira El Video De Este Cenáculo:

http://www.apparitionstv.com/v21-11-2013.php

Rosario Meditado De La Divina Misericordia

Meditación Del Libro Ciudad Mística De Dios Sobre La Presentación De María Santísima En El Templo A La Edad De 3 Años.

Ver el vídeo de este Cenáculo:

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Jacareí, 21 de Noviembre de 2013

Fiesta De La Presentación De Nuestra Señora En El Templo

154ª Clase de la Escuela de Santidad y Amor de Nuestra Señora

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Mensaje de Nuestra Señora

(María Santísima): "Mis queridos hijos, hoy conmemoráis la Fiesta de Mi Presentación en el Templo a la edad de tres años, cuando me consagré totalmente al Señor para servirle amándole, adorándole y dándole todo mi servicio, toda mi dedicación en Su Casa como Su súbdita más humilde y devota.

Fue una entrega de amor total a Dios, fue una entrega de amor total a ti. Fue una entrega total de amor a Dios, porque al entregar Mi vida totalmente a Dios, Mi cuerpo y Mi alma a tan tierna edad, pagué al Señor el tributo que le era debido por todos los favores indignos, todos los privilegios, todas las gracias, todos los dones y toda la perfección con que me había creado. Y así di a Su Divina Majestad honor, gloria, reparación, correspondencia, obediencia y amor comenzando ya a reparar el pecado de Eva, que ingrata, desobediente, desleal, infiel había devuelto los mismos favores que había recibido de Dios como yo, con el pecado original, con la desobediencia original. Así que di al Señor la justa reparación por la desobediencia de Eva, que fue creada Inmaculada y Santa como Yo, pero lo perdió todo por su desobediencia, ingratitud, irreligiosidad e insurrección contra el Señor.

En Mí, Dios vio por fin que el pecado de Eva empezaba a repararse, vio en Mí, verdaderamente, a Su criatura dándole por fin el honor, la gloria, la alabanza, la obediencia, la correspondencia y la sumisión que tanto había esperado de los primeros Padres y de todo el género humano y que nunca había recibido. Por eso el Señor se complació con Mi ofrenda, se complació con Mi «Sí» y con Mi continua inmolación en el templo en Su presencia, con Mis continuas oraciones, súplicas y el ofrecimiento de todos los actos que allí realicé Decidió por Mi Amor acelerar la Encarnación del Verbo, para enviar más rápidamente el remedio del pecado a la enfermedad mortal con la que estaba contaminada toda la humanidad, para que, de este modo, toda la raza humana pudiera liberarse finalmente de la esclavitud del pecado, del yugo de Satanás, y encontrara por fin la verdadera vida, la vida de los verdaderos hijos de Dios, la filiación divina, y así, el hombre pudiera salvarse y ser un día partícipe de la gloria y la felicidad de Dios en el Cielo.

Mi entrega en el Templo fue una entrega de amor también a vosotros, porque fue por vosotros por lo que me entregué al servicio del Señor en el Templo, para que con Mis oraciones, Mis sacrificios, para que con Mi Amor, Mi obediencia y Mi entrega total a Él pudiera conseguir que enviara más rápidamente al Mesías al mundo, para remediar a toda la humanidad y traeros a vosotros, Mis queridos hijos, la redención, abriéndoos las puertas del Cielo cerradas por los pecados de Nuestros primeros Padres. Y así, todos vosotros podríais beber de la copiosa redención obrada por el Verbo Encarnado y vivir así la verdadera vida en Él y con Él para mayor gloria de Dios.

Hoy es también el día de vuestro «sí», es el día en que debéis dar finalmente vuestro sí a Dios, entregándoos como yo para servirle, adorarle y amarle. Aquellos que son llamados por el Señor al altísimo honor de ser almas consagradas y religiosas a Su servicio, deben ahora renunciar completamente a sí mismos, desprenderse de sí mismos y seguir el camino de la abnegación, del olvido de sí mismos dando su «sí» a Dios, correspondiendo a la llamada que han recibido de Él, para hacer Su voluntad y así, la obra de salvación del Señor seguirá cumpliéndose a través de los tiempos y los lugares para la mayor salvación de todas las almas de Sus hijos y para el mayor triunfo de Su Amor Misericordioso sobre todas las naciones.

También los laicos, cada uno en su propio estado de vida, deben dar hoy su sí al Señor, para construir familias santas, para educar a sus hijos en el santo amor y temor de Dios, para guiar a los jóvenes por el camino de la santidad, a fin de que la flor de la vocación crezca en ellos saludablemente hasta alcanzar la plenitud de su entrega total a Dios y esos hijos llamados a continuar las familias santas en el mundo, puedan construir, siguiendo el ejemplo de sus padres, nuevas familias santas para que el rebaño del Señor siga creciendo día a día, y para que las familias sigan siendo jardines de los que nazcan las flores más bellas y fragantes de las vocaciones religiosas, de los santos, para mayor gloria, triunfo de Dios, de la verdad, de la santa fe católica en el mundo.

Ahora en este momento bendigo a todos y bendigo especialmente a aquellos hijos Míos que Me han dicho «sí» y que Me han entregado su vida Aquí en la vida religiosa consagrada a Mi servicio, para cuidar de este Mi Santuario en la obediencia, en el trabajo, en la penitencia, en el sacrificio, en la abnegación, en el olvido de sí mismos y de su voluntad para cumplir la Mía. También bendigo especialmente a Mi pequeño hijo Marcos, que se entregó completamente a Mí hace veintidós años, dándome su «sí» total, luego confirmado en sus votos religiosos. En verdad, Mis otros hijos Me sirven en parte, pero él Me sirve completamente; los otros Me dan su amor en parte, este hijo Me da su amor total. Y como ha renunciado a todo, su ofrenda tiene un valor inmenso ante Mí y ante el Señor, así como ante Mis Esclavos de Amor aquí presentes. Y esta ofrenda de su vida cada día se eleva al Cielo como un incienso fragante y brillante, como un gran poder que puedo ofrecer a Dios unido a Mis méritos, para lograr para el mundo entero el perdón de los pecados, la gracia y la misericordia.

Verdaderamente la vida de estos hijos Míos que se han consagrado a Mí vale tanto como una Hostia en el Copón, como dijo Mi Hijo a Mi hijita la Madre Mariana de Jesús Torres. Y la ofrenda de un alma que se entrega totalmente a Mí sacude el infierno, destruye muchísimos planes de Satanás, aniquila su poder, rompe su imperio en el mundo, y hace fluir verdaderamente un río de gracia, de luz, de paz, de perdón y de misericordia sobre las almas del mundo entero.

Os bendigo a todos generosamente, y especialmente a Mi pequeño hijo Marcos, que Me ha ofrecido toda su vida ya a la edad de trece años, ofrenda que le ha hecho tan agradable a Dios y a Mí, y que verdaderamente le hace merecedor de todas las gracias, misericordias y distinciones que le he concedido.

Bendigo a todos desde Lourdes, desde Fátima y desde Jacareí".

(Marcos): "Sí, sí. Hasta pronto querida Madre".

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