domingo, 5 de septiembre de 2010

Mensaje de la Muy Santa María

Queridos hijos, una vez más los llamo a la paz, a la oración y a la fe. ¡No puede haber paz donde no hay oración! Sin oración pierden fácilmente la paz y Dios se aleja de ustedes. Entiendan que sin oración no pueden permanecer unidos a Dios, ni tampoco Dios puede comunicar Su divina gracia a sus almas, no puede lograr en ustedes lo que desea, no puede poner Su gracia en acción en ustedes si no oran.

La oración es irremplazable.

Nada, nada puede tomar el lugar de la oración, nada se puede comparar con ella.

La oración es el agua benevolente que hace crecer, florecer y abrir la flor de sus corazones. Solo a través de la oración pueden entender Mis Palabras, Mis Mensajes y lo que Dios quiere decirles en este tiempo. Por eso les he pedido tanta oración, desde Mis más antiguas Apariciones hasta Mi última Aparición aquí en Jacareí, porque sin oración nadie puede tener la vida de gracia santificante, nadie puede tener la gracia del Espíritu Santo trabajando en ellos, en sí mismos.

Solo en la oración, Mis hijos, pueden crecer fuerte y constantemente en el camino del verdadero amor. Los llamo a imitar el amor de Mis dos pequeños hijos, MAXIMINO y MELANIE de LA SALETTE, que Me amaron y que sufrieron tanta injusticia por Mí con tanta paciencia, generosidad y olvido de sí mismos. Estas dos almas, estos dos Mis hijos, se olvidaron tanto de sí mismos que incluso se alegraban de la cruz de la injusticia, de la persecución que les sucedió y ofrecían todo como sacrificio y penitencia, por Mi amor y por la salvación de los hombres.

Entendieron muy bien que el turquesa en el crucifijo Saletino en Mi pecho era este amor, era esta generosidad, era este espíritu de reparación, mortificación y sacrificio que vine a pedirles primero a ellos y luego a todos ustedes. Si los imitan, si los siguen por este camino de renuncia de ustedes mismos y de su voluntad, de desprecio por el mundo y por lo que su propia naturaleza humana corrupta tan a menudo les pide a su alma, crecerán en el camino de la perfecta obediencia, cumplimiento y realización de Mi voluntad y de Mis planes.

Nunca como hoy Mi Mensaje de LA SALETTE se ha vuelto actual, urgente, y nunca como hoy es necesario darle una respuesta, una respuesta a la llamada de la oración, el amor y la generosidad que vine a pedir en esa montaña muy alta.

El mundo está empeorando cada vez más y se está destruyendo a sí mismo porque no tiene amor, no tiene amor por Dios, no tiene verdadera caridad, caridad divina. Y porque no tiene esta caridad divina, nadie tiene amor por su prójimo o por su vecino. Por eso todo se está destruyendo, familias, naciones, sociedad, la iglesia, almas. Solo un regreso al verdadero amor puede salvar este mundo que se está alejando cada vez más del origen del amor y la felicidad: DIOS!

Vengo a llamar a todos Mis hijos de vuelta al Señor a través de Mi Inmaculado Corazón, que es un camino seguro, un refugio seguro para aquellos que buscan a Dios y para alcanzar a Dios.

Vengo a llamar a Mis hijos a ser las coronas de rosas que llevo en Mi cabeza, en Mi pecho, en Mi Corazón y en Mis pies: rosas de amor, de sacrificio, de penitencia, rosas de generosidad, rosas de abnegación, rosas de entrega total y completa a Mi Inmaculado Corazón.

Busquen cada vez más en la profunda oración y meditación de Mis Mensajes el verdadero amor que les pido y seguramente lo encontrarán. No olviden que Mi aparición en la alta montaña de La Salette fue para recordarles que ustedes en este mundo son pasajeros, su tierra definitiva, su puerto definitivo no está aquí en el Cielo, así que Mis hijos les pido:

No se aferren a nada en este mundo y mantengan sus ojos fijos en el Cielo y en esa vida que los espera.

Lo que dije aquí en los primeros años de las Apariciones lo repito de nuevo: Nada en la tierra es más importante que aspirar, desear el Cielo.

A todos ustedes en este momento, los bendigo generosamente".