Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

domingo, 18 de julio de 2010

Mensaje de San Camilo De Lellis

 

¡Queridos Hermanos! YO, CAMILO DE LELLIS servidor del Señor, servidor de la Virgen María, os saludo y os doy paz hoy. ¡Paz a vuestro corazón! ¡Paz a vuestra alma! ¡Paz a vuestra vida! ¡Paz a vuestra alma! ¡Paz a vuestra vida! Que vuestra paz sea Dios! Que vuestra Paz sea la Madre de Dios!

Que vuestra paz sea la práctica continua, la obediencia y la observancia de la Palabra de Dios, la Palabra del Señor, que se os dirige en este momento, en estas Apariciones. Que vuestra paz sea la Verdad, que sea vivir continuamente en Dios, en Su gracia, en Su ley, en Su Amistad. Nada, nadie puede destruir vuestra paz, si vuestra paz es Dios, si es incondicional, amor total, pleno por Él y por la Bienaventurada Virgen María, si vuestra paz es obediencia a la palabra, a sus Mensajes, nada, nadie puede jamás robar esta paz de vuestros corazones y almas. Sabéis que yo soy el santo patrón de médicos, enfermeras, aquellos que cuidan a los sufridos y a los enfermos.

Es mi misión ser el enfermero de vuestras almas, ser el enfermero de vuestros corazones, tan a menudo cansados y abatidos por batallas contra el diablo, contra el pecado, contra la dureza, la rebelión y la desobediencia de las almas que encontráis en vuestro camino y que no aceptan los Mensajes de la Señora, que no quieren lo que Ella quiere, que no quieren cumplir Sus órdenes, las órdenes del Señor.

Es mi misión curar cada vez más vuestras almas, que sufren el choque del bien contra el mal, de la verdad contra la mentira, de la fe contra la incredulidad y la apostasía, de la obediencia contra la desobediencia que encontráis en tantas almas cada día y que cuando chocan vuestro corazón tantas veces dejan en vuestros corazones profundas marcas de tristeza, perplejidad, desaliento y desánimo.

Es mi misión curar estas heridas en vosotros, daros nuevo coraje, nueva respiración, nuevo vigor en el servicio del Señor y de María Santísima, y llevaros cada vez más lejos, cada vez más lejos, como apóstoles valientes e intrépidos que no se avergüenzan de tomar la luz, que no temen el rechazo del mundo a recibir esa luz, que no se intimidan por las amenazas del mundo, que son cada vez más rebeldes a Dios y a Su ley de amor.

Es mi misión curar vuestros corazones también de las heridas causadas en vosotros por el pecado que aún lleváis dentro. Estas miserias, estas heridas abiertas en vosotros por vuestras faltas siempre repetidas y cometidas, vuestros pecados siempre repetidos y cometidos, estas heridas quiero curarlas con el bálsamo del amor divino, con la dulzura del cielo, con el amor de la comunión de todos los santos que rezan por vosotros, interceden por vosotros, luchan por vosotros, luchan por vosotros también cada día tratando de alejar de vosotros el mal, la violencia, ocasiones de pecado, las trampas del enemigo, para que cada día vuestro corazón esté cada vez más fuerte, cada vez más vigoroso, amen a Dios con todas sus fuerzas, amen a la Bienaventurada Virgen con toda su fuerza y amen a vuestro prójimo, trabajen por la salvación de las almas cada vez más por la mayor alegría del Señor, por el mayor contento del Inmaculado Corazón de María y la alegría de todo el Paraíso.

Es mi misión curar vuestras almas y vuestros corazones de las heridas infligidas por el diablo. Él os golpea cada vez más con tentaciones, con sugerencias, con ideas que os llevan al pecado, porque conoce vuestras malas inclinaciones, conoce vuestras debilidades, estudia, analiza vuestro comportamiento, vuestra manera de ser, vuestra tendencia natural al mal, y arma los planes más inteligentes para un Ángel caído como él para llevaros cada día a ofender al Señor, a apartaros de Él y de María Santísima por el pecado, haciéndoos caer continuamente en vuestras debilidades.

Quiero curar vuestros corazones de estas heridas que el enemigo de vuestra salvación ha abierto, llevándoos cada vez más a resistir el mal, a oponer a las tentaciones del diablo las virtudes, a oponer vuestros defectos, llevándoos también a vivir una vida de profunda oración, intimidad y comunión con Dios, con María Santísima, con nosotros los Santos y con los Ángeles. Os llevo cada día a un amor mayor, más ardiente y profundo por la Palabra de Dios, por la Palabra de María Santísima, por los Mensajes Celestiales que se os han dado aquí durante 20 años y en tantos lugares de la tierra durante muchos más años.

Es mi misión llevaros a una vida de profundo sacrificio y penitencia, a renunciar a vosotros mismos y a vuestra voluntad corrupta, a renunciar al mal y a la perfecta mortificación de todos vuestros deseos desordenados para que cada día podáis vivir una vida perfecta en la oración, en el sacrificio, en la penitencia, en la sobriedad, en la templanza, en el equilibrio cristiano de los Santos, en la perfecta renuncia de vosotros mismos y del mundo, que sigáis cada vez más fuertes y más resistentes a las tentaciones y a la acción del enemigo infernal, nuestro enemigo que cada día trama vuestra condenación. Así escaparéis siempre más y más ilesos y más fuertes de sus tentaciones y trampas, y vosotros, como verdaderos campeones, guerreros victoriosos de la santidad, podréis un día venir a Nosotros en el Cielo y recibir esa corona que Nosotros, los Santos, ya hemos recibido por haber luchado la buena lucha ferozmente hasta el final.

Es Mi misión curaros de todos los males también de vuestro corazón, de vuestro ser más íntimo, de vuestra mente, de vuestra naturaleza humana e incluso de vuestro cuerpo porque el Señor quiere que seáis guerreros, soldados plenamente fuertes, plenamente firmes, plenamente feroces en la lucha, en la batalla por la salvación de las almas y para hacer que la Verdad, la santa Fe Católica, el Inmaculado Corazón de María triunfen en el mundo. Pedidme las gracias, las curas para el alma, porque todas estas Dios quiere concederoslas. Pedidme las gracias curativas para el cuerpo, pero sin aferraros a ellas, porque muchas veces Dios también os permite sufrir para que con Él podáis salvar más almas, pero pedidme, porque muchas curaciones físicas el Señor quiere obrar a través de mí, para que estéis sanos, no para volver al mundo y perderos con el mundo, sino para convertiros en apóstoles dignos, en la lucha por la salvación de las almas, por el triunfo del bien sobre el mal, de la luz sobre la oscuridad, de la verdad sobre la mentira, de Dios sobre Satanás, del Cielo sobre el Infierno.

Prometo rezar por vosotros sin cesar, como lo he hecho hasta ahora en el trono del Señor y de Su Santísima Madre. Vivid la verdadera devoción a Nosotros, los Santos, porque esta verdadera devoción os conducirá al Cielo, al Paraíso, a Dios, y Nosotros, los Santos del Señor, os guiaremos seguros por el camino correcto, que Nosotros ya hemos descubierto, recorrido, y con el que hemos llegado victoriosamente al Cielo. Os guiaremos por este camino y no descansaremos hasta que os veamos con Nosotros en la gloria eterna.

Dejad que Os guíe Nosotros, dejad que Os guíe Nosotros, formad por Nuestros Mensajes, los Mensajes que os damos aquí. Haced nuestra Hora de oración los miércoles con más amor, porque a través de esta 'Hora Santa' os transformaremos en los mayores Santos que la Bienaventurada Virgen desea producir al final de los tiempos para mayor glorificación de Dios, de la Santísima Trinidad, de la Verdad, y para mayor humillación, derrota y deshonra en el Infierno y sus poderes. Estáis llamados a ser estos Santos y lo seréis, de hecho, si os permitís ser guiados y formados por Nuestros Mensajes.

A todos vosotros en este momento, YO CAMILO DE LELLIS, YO bendigo generosamente a la Madre de Dios y a todos los Santos y Ángeles del Paraíso. Paz, Marcos, amado de los Santos, elegido de nosotros. Paz, Mi pueblo amado".

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

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