Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 19 de agosto de 2007
Mensaje de la Santísima Virgen

Queridos niños. Soy la Señora del Rosario y la Asunción. Hoy los bendigo a todos en este maravilloso día.
Tengan, mis niños, mucha veneración por Mi Glorioso Cuerpo aquí presente de donde les bajan tantas bendiciones, tantas luces y tanta paz. Toda esta rica meditación de hoy debe ser guardada, meditada y, sobre todo, transmitida a otros por todos ustedes con todo amor.
Qué salutífero es meditar sobre la vida eterna. Qué salutífero es meditar sobre lo "muy nuevo del hombre", meditar sobre el destino eterno del hombre y la felicidad para la cual fue creado el hombre.
El ser humano no fue creado para ser esclavo de las cosas de la tierra ni para entregarse a ellas al pecado.
El ser humano fue creado para disfrutar de la infinita felicidad de Dios en el Cielo. Para estar con Él eternamente compartiendo en Su gloria de Su gracia de alegría, por siempre y para siempre.
El ser humano está en este mundo, para aprender a amar al Señor con amor perfecto, para esto deben vivir continuamente renunciando a su propia voluntad, muriendo a sí mismos, es decir, mortificándose.
El ser humano debe vivir en continua penitencia, oración ferviente incesante, VIGILANCIA CONTINUA Y PERSEVERANTE porque sus enemigos, el diablo, EL MUNDO con sus personas y criaturas y la Carne a cada momento tratarán de derribarlo y arrastrarlo a la perdición.
Si el ser humano, no vive constantemente guarnecido y "enmarcado" de sus enemigos pronto, cae y perece.
Por eso debe siempre tener encendida la lámpara de la fe, del amor de VIGILANCIA de la meditación y la constancia en su alma.
La manera que el diablo más engaña al ser humano es la manera de las apariencias, es decir, el ser humano a menudo quiere el bien, entonces el diablo le presenta algo, con la forma y apariencia de bien pero en la verdad, es mal. y entonces el ser humano se engaña a sí mismo y sigue el camino falso.
Así es como sucede en las relaciones humanas, en los apegos humanos, en el trato con las cosas y criaturas del siglo y la mayoría de las veces en los negocios de lo mundano.
Para que el alma, que es del Señor, que quiere ser su verdadero hijo, no sea engañada por la apariencia del bien, debe estar continuamente con sus ojos fijos en Mí.
Siempre imitando Mis virtudes y siempre desconfiando de todo aquello que parezca ser bueno pero que le quite la paz al corazón, perturbe la paz y serenidad que siempre acompañan las cosas del Cielo.
Esta serenidad que siempre acompaña las obras de Dios se siente en la Santa Doctrina que enseña a los hombres el camino de la penitencia, de la renuncia a la oración del desprecio personal y la mortificación y no en aquellas cosas que a menudo halagan al hombre, magnifican, excitan sus pasiones, su orgullo y la codicia de la vida buscando de esta manera dar veneno al alma en una copa de zumo.
De esta manera el alma es capaz de identificar lo que viene del cielo de lo que viene del diablo y de la carne.
Por eso vengo del Cielo, poniendo a ustedes para siempre en guardia mis niños, dejando a ustedes para siempre estacionados y vigilantes contra sus enemigos porque son feroces y traman su perdición eterna a cada momento.
Quieren arrastrar lo más posible consigo y por eso lucho cada día en Mis apariciones para detenerlos, para aniquilar sus planes y para mantener seguros, firmes y constantes a Mis verdaderos hijos nacidos de Mis lágrimas de sangre y Mis dolores.
Tengo la misión de guardar para el Señor un pueblo fiel, un rebaño fiel, una corona de almas fieles a Su amor, a la verdad, a Su Gracia, a Su Ley. Y por eso estoy aquí en esta noble y santa misión.
Por eso, pequeños niños, vuelvan sus ojos a Mi Glorioso Cuerpo hoy y nunca se engañarán, nunca errarán, nunca tomarán atajos falsos que no los lleven al Cielo, sino al abismo.
Con sus ojos fijos en Mí ESTRELLA DE LUZ del Cielo, sus pasos siempre serán firmes, seguros y estables y triunfarán sobre sus enemigos.
Colocaré sobre sus cabezas la corona de la vida eterna en el día de recompensar al bien y castigar al mal. En el día de la retribución, quiero tenerlos a todos juntos coronados conmigo como héroes, como santos, como almas que supieron renunciar a sí mismos, que supieron mortificarse, que supieron penitenciarse, que supieron orar, que supieron amar, que supieron sufrir, que supieron esperar hasta lograr la victoria.
De esta manera mis niños, me darán santa alegría, contento y satisfacción y también darán honor y perfecta gloria al Altísimo Todopoderoso.
Continúen con todas las oraciones que les he dado aquí que es a través de ellas que los moldearé como santos, como héroes, como serafines del amor. Continúen a secar Mis Lágrimas con ellas y siempre sean constantes en la meditación de los Mensajes, de mi vida. E imiten esto, MIS VIRTUDES.
A todos hoy, con gran amor, bendigo".
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