Queridos hijos, estoy cerca de cada uno. ¡Los amo! Una vez más quiero pedirles que sean humildes. Queridos hijos, quiero que entiendan que sin humildad no podrán alcanzar a Mi Hijo.
Bienaventurados los puros de corazón, ¡porque ellos verán A DIOS!
Si todos buscan la verdadera humildad de corazón, podrán entender la Voluntad de DIOS en sus vidas, y colaborar con ÉL en SU OBRA de AMOR.
Para que puedan sentir el AMOR de DIOS en sus corazones, y sobre todo, percibirlo en la Eucaristía, deberían primero dar espacio a la humildad en sus corazones. Pídales que permanezcan firmes en el AMOR de DIOS y por ÉL, en Comunión, para liberarlos de todo mal, de todo apego a sí mismos.
Comuniquen con AMOR, queridos hijos, y dejen que Jesús cambie verdaderamente sus corazones. En humildad entenderán el Verdadero AMOR de DIOS.
Los bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".