Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

 

sábado, 27 de junio de 2015

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

 

Hoy, durante la aparición, la Virgen no dio ningún mensaje, pero me mostró una visión importante: apareció teniendo en sus brazos al Niño Jesús. En su mano derecha tenía un rosario que brillaba mucho y a su lado derecho estaba San Pedro con un libro y unas llaves y a su lado izquierdo San Pablo, que tenía un libro y una espada. Estaban envueltos en una luz, pero no tan fuerte como la que irradiaban ella y el Niño Jesús. Debajo de ellos estaba el globo terráqueo que representaba el mundo entero.

Durante la aparición, el Niño Jesús pidió a San Pedro que le entregara las llaves y él obedeció. En cuanto le entregó las llaves, San Pedro se arrodilló y mantuvo la cabeza baja en oración. Donde él estaba, la luz que irradiaba desapareció y se oscureció, quedando claro sólo donde estaba la Virgen con Jesús y San Pablo.

En aquel momento el globo terráqueo que había debajo de ellos empezó a ser envuelto por una gran corona de espinas que quería dominarlo todo. Comprendí que eran los tiempos difíciles que atravesaban la Iglesia y el mundo, tiempos de pruebas, de oscuridad espiritual y de gran confusión. La Virgen, viendo lo que ocurría y como Madre de la Iglesia, que vela por la salvación de todos, bajó su mano derecha hacia el globo terráqueo, y su rosario se dirigió lentamente hacia el mundo y rodeó el globo. El rosario de la Virgen seguía moviéndose, girando alrededor del globo y brillando intensamente. Comprendí que estaba haciendo que sus hijos de todo el mundo, que creen en sus apariciones y mensajes, rezaran cada vez más e intercedieran por la Iglesia de su Divino Hijo y por la humanidad. El rosario fue bajando cada vez más, irradiando una luz tan fuerte que hizo que aquella horrible corona de espinas fuera repelida del globo terráqueo, saliendo de él y siendo destruida, quedando sólo el rosario como signo de victoria sobre el mal y sobre los tiempos difíciles. Fue en ese momento cuando la Virgen miró a San Pablo, y como éste comprendió lo que le decía, se dirigió hacia donde estaba San Pedro, y arrodillándose a su lado, rezó junto con él. Y donde estaba San Pedro se iluminó de nuevo con aquella luz. Nuestra Señora miró entonces a su Divino Hijo y le pidió en nombre de la Iglesia y del mundo. El Niño Jesús, al ver que la humanidad rezaba y acogía la petición de Su Santísima Madre, accedió a su petición de devolver las llaves a San Pedro, pero el Niño Jesús entregó las llaves en manos de Nuestra Señora, que, como Madre de la Iglesia, las entregó en manos de San Pedro. Ella y el Niño Jesús nos dieron su bendición y la visión terminó.

Orígenes:

➥ SantuarioDeItapiranga.com.br

➥ Itapiranga0205.blogspot.com

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