sábado, 13 de junio de 2015

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

La Santísima Virgen se apareció teniendo a su lado a Francisco y Jacinta y a San Antonio. Ella transmitió el siguiente mensaje

¡Paz mis amados hijos, paz!

Vengo del cielo para enriqueceros con las gracias de Dios. Vuestras almas necesitan el amor de Dios. Vuestras almas tienen sed de Dios.

Dejad que el Señor cuide de vosotros. Él quiere curar las heridas de vuestras almas y quiere sanar vuestros corazones marcados por el pecado.

Volved, volved a Dios. El tiempo de conversión que estáis viviendo ahora es el tiempo que Dios os da para un cambio de vida.

No permanezcáis sordos a las llamadas del cielo. Reza cada vez más, porque muchas almas están lejos del camino santo de Dios. Muchos de los que seguían el camino de la conversión han desertado y abandonado al Señor.

Sed fuertes, sed hombres y mujeres de fe y de oración. Sed hijos míos que con el rosario en la mano lucháis por la salvación de las almas.

No os desaniméis. No perdáis la fe y la esperanza, aunque todo parezca perdido, Dios os ayudará y logrará la victoria para su pueblo y para su Iglesia.

Tiempos difíciles están a punto de desencadenarse sobre toda la Iglesia y el mundo. Las infidelidades de muchos Obispos y Sacerdotes del Señor han atraído la ira del Padre del Cielo, y he aquí que su fuerte brazo va a arrancar lo que no le pertenece y está manchando a su Iglesia. Mediante el fuego del Espíritu Santo, Dios destruirá y quemará todo mal.

Rezad muchas oraciones por la santificación del clero. Dios quiere que sus ministros vivan santamente y no como animales descerebrados llenos de pasiones, orgullo y arrogancia.

Dios desea el desapego y la pobreza de los que le sirven. Todo apego excesivo al poder, a las cosas materiales y a los placeres de este mundo son vías rápidas que conducen a la condenación. ¡Sacerdotes y Obispos sed santos, sed santos, sed santos!

La Iglesia debe renovarse en el amor, la humildad, la renuncia y el desprendimiento de lo que no procede de Dios, para estar perfectamente unida a Él.

Os bendigo, os coloco en mi Corazón y os cubro con mi Manto Inmaculado. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.