miércoles, 13 de mayo de 2015

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis queridos hijos, paz!

Hijos míos, está en juego el destino de la humanidad y la vida de muchos. Los hombres que se dejan seducir por el demonio están preparando los medios más sofisticados para destruir a millones de seres humanos en tan poco tiempo.

Rezad, rezad, rezad, para destruir todo mal de la faz de la tierra. La oración es poderosa y destruye toda acción humana y maligna. Protegeos con la oración y escuchad la voz de vuestra Madre Inmaculada, dejándoos guiar por mis consejos maternales.

Hijos míos, tiempos difíciles y un gran dolor golpearán muchos lugares de la tierra de una forma nunca vista.

El Ángel de la Justicia Divina pasará con su espada y, por orden del Señor, golpeará a muchas naciones que se han rebelado contra el Creador.

Haced penitencia por vuestros pecados. Que cada día de vuestras vidas sea para alegrar el Corazón de mi Divino Hijo y para consolarle, porque Él ha sido ofendido demasiado.

Suplicad la misericordia de mi Hijo Jesús para el mundo. Por Sus méritos infinitos pedid al Padre el perdón de vuestros pecados, así como el perdón para los pobres pecadores.

La acción maligna de Satanás ha entrado en la Iglesia y ha arruinado la vida de muchos Ministros de Dios. El demonio ha puesto el deseo de poder, lujuria y riqueza en el corazón de tantos, corrompiéndolos. Los sacerdotes y consagrados arruinados no pueden ser ni sal ni luz del mundo, sino sólo fuente de perdición y pecado.

Interceded, hijos míos, interceded y ofreced reparación al Señor pidiendo su gracia, su luz y su perdón para los ministros de Dios, pues, de lo contrario, el brazo fuerte del Señor descenderá sobre ellos, castigándoles por sus crímenes, mediante terribles sufrimientos y mucho derramamiento de sangre.

Cuando los que deberían ser luz pierden la luz de sus ojos, sólo pueden tener en sus corazones y en sus vidas oscuridad y muerte, y lo que hacen no puede agradar al Señor, porque carecen de gracia. Dios ya no puede soportar tantos ultrajes y ofensas. Cuidad vuestros hogares con la oración, con el sacrificio y con la penitencia, porque Dios golpeará también a las familias infieles y rebeldes que no aman ni viven Sus Mandamientos. Cambiará la risa y la alegría, por lágrimas y llanto.

Aquí, Nuestra Señora miró al mundo y dijo,

Volved, volved a Dios, oh humanidad, os llama vuestra Santísima Madre.

Mirándonos a nosotros, que asistíamos de pie a su aparición, dijo

Pedid la intercesión de San José y San Miguel, pues están dispuestos a ayudaros y socorreros en vuestras mayores necesidades y aflicciones.

Yo, la Reina del Cielo y de la Tierra y Reina del Santo Rosario y de la Paz, os bendigo con mi bendición maternal: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy la Virgen me ha revelado un secreto más relacionado con la Iglesia y el destino del mundo, la décima. Muchas cosas cambiarán y veremos cosas tristes proclamadas y anunciadas, pero que no vienen de Dios. Y aunque sucedan estas cosas, que permanezcamos firmes en nuestra fe, que no abandonemos a la Iglesia, sino que intensifiquemos aún más nuestras oraciones por ella. El demonio está cegando y destruyendo a muchos Ministros de Dios y esto entristece al Corazón Inmaculado de María. Ella, con su mirada maternal llena de dolor, ora al Señor:

Piedad Señor, por los obispos desobedientes. Ten piedad, Señor, de los sacerdotes rebeldes. Piedad Señor, por los consagrados que viven como verdaderos paganos.

La Virgen también nos invitó y nos dijo que hiciéramos los cinco primeros sábados de mes, desde junio hasta octubre, como si fueran los últimos sábados de mes que teníamos que hacer en nuestra vida: con mucho amor, celo y dedicación y ofrecimiento a Dios, ofreciendo reparación y suplicando su perdón y misericordia para la pobre humanidad. Hacerlos bien con el deseo de reparar a los pecadores.