miércoles, 3 de junio de 2015

Santuario de la Parroquia de San Clemente, Medellín, Colombia. Llamada de Jesús Sacramentado a Su Pueblo Fiel.

El Santo Rosario a Mi Madre Será el Puente que Os Unirá a Mí en los Días de la Gran Tribulación

Hijos míos, la paz sea con vosotros.

Cuánto me alegra veros aquí congregados en Adoración Eucarística. Aquí estoy como mendicante de amor, esperando que cada uno de vosotros me haga compañía. La soledad me abruma en muchos de mis lugares sagrados, haced por mí, amados míos, actos que me alivien para que podáis mitigar el dolor que siento por la indiferencia de tantos que dicen amarme pero no tienen tiempo de venir a visitarme y hablar conmigo. Recordad que soy vuestro Padre, hermano, amigo, consejero y, sobre todo, vuestro Dios. Hijos ingratos, no paséis de largo por mis casas, venid a visitarme y a consolarme y os daré mi bendición.

¡Oh, cuántas gracias y bendiciones se pierden mis hijos por vivir con prisas y no tomarse tiempo para visitarme y acompañarme al menos un momento! Si fuerais sensatos os acercaríais a Mí y calmaríais vuestra sed en la fuente de mi Misericordia que siempre está ahí esperándoos en el silencio de cada sagrario. Pero no, la inmensa mayoría de esta humanidad está ciega, sorda y muda ante mi presencia Viva y Real en cada Sagrario.

Oh humanidad ingrata y pecadora, ¡se acercan los días en que ya no me encontraréis en el silencio de cada Santuario porque mis casas serán profanadas por los hijos de las tinieblas! ¡Qué tristeza siento al saber que de nuevo seré traicionado y entregado a manos de mis opresores por muchos que hoy dicen ser mi familia! Mañana, millones me darán la espalda por miedo a la muerte, me traicionarán y renegarán de mí ante mis opresores, afirmando no conocerme. Os lo repito sinceramente El que quiera salvar su vida por mí, la encontrará (Mateo 16,25). Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos (Mateo 22,14)

Hijos míos, de nuevo la tristeza y la soledad me abruman. Venid a mis Santuarios y haced guardia conmigo, porque se acercan los días en que ya no me encontraréis en el silencio de mis Santuarios y Tabernáculos. Mis casas estarán cerradas, mi Sacrificio diario suspendido y mi Cuerpo y mi Sangre profanados por emisarios malignos al servicio de mi adversario. Se acercan tiempos de oscuridad, rezad y manteneos en guardia para no caer en la tentación; la noche está cerca, de nuevo el Pastor será herido y las ovejas se dispersarán.

Rebaño mío, no os entristezcáis. No os abandonaré, en los tiempos de la Gran Tribulación Mi Madre será el Santuario donde Yo permaneceré. Ella, mi Madre, estará tan Viva y Real como Yo lo estoy ahora en medio de todos vosotros. Invocadla rezando el Santo Rosario, y Yo, su Hijo, permitiré que me encuentren los que me busquen de corazón. Mi Madre es el puente para llegar a Mí y todos aquellos que permanezcan a su lado en esos días de angustia, tendrán su protección y no estarán solos. Yo vendré a vosotros a través de mi Madre para consolaros y daros fuerza espiritual, y como en Pentecostés también os daré mi Espíritu para que transmitáis mi verdad y mi evangelio, e iluminéis la oscuridad en esos días.

Necesito, amados míos, que empecéis a prepararos ya para la gran batalla espiritual que os dará la libertad. Recordad que las armas que os doy son poderosas en el espíritu para derribar las fortalezas. Engrasad pues vuestra Armadura Espiritual con la oración, el ayuno y la penitencia. Reza cada mañana y cada noche el Santo Rosario junto a mi Madre, lee mi Sagrada Escritura, especialmente mi Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Practicad la justicia, el amor y la caridad con vuestros hermanos, y alimentaos de mi Cuerpo y de mi Sangre todo lo que podáis, para que seáis verdaderos soldados espirituales. El Santo Rosario a mi Madre será el puente que os unirá a mí durante los días de la gran tribulación. Prestad atención a estas mis instrucciones para que permanezcáis unidos en los días de oscuridad que se aproximan.

Mi paz os dejo, Mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos, pues el Reino de Dios está cerca.

Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado.

Da a conocer mis mensajes a toda la humanidad.