Mis benditos hijos, gracias por estar aquí en oración y gracias por doblar sus rodillas.
Hijos míos, en estos tiempos oscuros, os pido que busquéis refugio en Mi Inmaculado Corazón, donde hay esperanza y verdad.
Mis hijos, orad por la Iglesia que se desmorona, mis amados hijos (sacerdotes) ya no escuchan al Espíritu Santo que los guía, sino a las voces de la gente, ¡voces humanas! Hijos, orad por los sacerdotes que son tan necesarios. Mi hija, debes decirles que mi pueblo necesita su presencia; de lo contrario, corren el riesgo de extraviar al rebaño.
Hijos, buscad refugio en Mi Corazón, el más seguro refugio. Oremos juntos por los débiles para que tengan el valor de enfrentar esta batalla; sí, hijos míos, es una verdadera batalla contra mi Hijo. Consolad mi corazón traspasado.
Hijos, esperad, amad y tened fe en Dios, un Padre que os ama y hace todo por vuestro bien. Recordad que permitió la muerte en la cruz de su único Hijo para vuestra salvación.
Mis hijos, sed verdaderos apóstoles.
Ahora os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fuente: ➥ LaReginaDelRosario.org