Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
domingo, 31 de mayo de 2015
Domingo de la Trinidad.
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la Casa de la Gloria de Mellatz a través de Su instrumento e hija Ana.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy celebramos la Fiesta de la Santísima Trinidad y, al mismo tiempo, celebramos la Fiesta de la Reina de María. Durante la Santa Misa Sacrificial, el símbolo de la Trinidad estaba siempre brillantemente iluminado. Sus rayos iban mucho más allá de la casa. La Santísima Madre estaba bañada en una luz resplandeciente, y en el ramo de rosas y lirios había pequeñas perlas y diamantes que brillaban. Todo el altar de María con las pequeñas figuras, sobre todo el Niño Jesús y también los cuatro evangelistas brillaban con resplandeciente esplendor.
El Padre Celestial hablará: Yo, el Padre Celestial, hablaré hoy a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.
Mi amado pequeño rebaño, Mis amados seguidores, Mis amados peregrinos de cerca y de lejos y amados creyentes que creen en Mi Santísima Trinidad, sí, es una fiesta muy grande. Todos los que vivís y dais testimonio de la fe una, católica y apostólica estáis en la verdad plena. Es la fe revelada y no una idolatría o una creencia en un solo Dios. La fe católica en el Dios Trino, en un Dios en tres personas, ésa es la verdadera fe, mis amados creyentes, si aún sois católicos.
Hoy se dice a menudo que todos tenemos un solo Dios y le adoramos. No, Mis amados, eso es falso. Al Dios único en la Trinidad, sólo le adoráis en la fe católica. La Iglesia protestante no es una iglesia. Es una comunidad religiosa que se ha separado de la fe católica.
Y ahora, Mis amados, quiero anunciaros algunas profecías que son importantes para vuestro progreso ulterior. Hoy, en el Domingo de la Trinidad, cuando vais a besar de nuevo las llagas de Mi Hijo Jesucristo, el Resucitado, en este día quiero daros a conocer esta importancia y debe calar hondo en vuestros corazones.
Sois llamados y elegidos, Mis amados mensajeros. Todo lo que pida a Mi mensajera elegida Ana, no os lo pediré a vosotros, Mis amados pequeños, pero una cosa os pido: que todos os unáis a esta Santa Fiesta del Sacrificio en el Rito Tridentino según Pío V. Os lo deseo de todo corazón, pues ésta es la verdad plena. Si no tenéis la posibilidad de celebrar esta Santa Fiesta Sacrificial y no hay sacerdote cerca de vosotros, existe la posibilidad de encargar este Dvd. Deseo que sigáis adelante, Mis amados mensajeros y no os quedéis anclados en esta iglesia modernista. Allí ha venido el maligno y el maligno puede pasar a vosotros. ¡Cree en ello! Esta es mi verdad. No mi pequeña hace esta verdad para sí misma, no, ella anuncia mi verdad y la vive y da testimonio de ella.
Como ya os dije, mis amados mensajeros, vuestros mensajes cesarán. ¿Por qué, mis amados? Esto indica que ha llegado el final de vuestro tiempo y comienza el mío. Yo determino este tiempo y no otro. Por esto podéis reconocer, mis amados, que mi tiempo ha llegado cuando estos mensajes terminen. Así que no os entristezcáis porque ya no los recibiréis, sino prestad atención a los mensajes de Mi pequeña Ana.
Ella tiene la Misión Mundial y es a ella a quien pongo Mis mayores exigencias, que vosotros no tenéis que cumplir. Ella ya ha soportado las enfermedades más graves, y seguirá soportando enfermedades, penurias y tribulaciones hasta el final de su vida. Yo la he purificado hasta el desmayo. Ella ha transferido su voluntad a Mí y cumple completamente Mi Santa Voluntad, Mis deseos y Mi plan. Ella está implicada en la misión mundial y Mi Hijo Jesucristo sufre en su corazón. Él sufre esta Nueva Iglesia, este Nuevo Sacerdocio en ella y a través de ella. No podéis comprender esto, Mis amados mensajeros. Creed y confiad más profundamente. Todavía hay apego y egoísmo en vosotros. Sí, todavía tengo que purificaros para que creáis más profundamente y confiéis más profundamente y no despreciéis estos mis mensajes, sino que creáis que el tiempo, el final de los tiempos, ya ha llegado.
Yo, el Padre Celestial, determino solo este tiempo. Yo solo hablaré en este mensajero, Mi único mensajero que recibe mensajes hasta el final de Mi tiempo. Así lo deseo. Apenas podéis comprenderlo y no podéis comprenderlo. Debéis creer y confiar y declarar más profundamente vuestra lealtad porque os amo inconmensurablemente.
Sí, Mis amados, veis que esta iglesia modernista se hunde cada vez más, de modo que apenas podéis reconocerla. Y sin embargo, Yo, el soberano del mundo entero, el Dios Todopoderoso y Omnipotente, intervendré en una medida bastante decidida como no esperáis. Y este momento ya ha llegado. Será cruel para muchos que no creen y que no quieren convertirse. Todos tendrán de nuevo la oportunidad de arrepentirse, porque se verán grandes signos en el cielo, que iniciarán el arrepentimiento. Precede la cruz iluminada de Dozulé, la cruz de Eisenberg y la cruz de césped de Meggen. Son oportunidades que doy a los que quieren volver atrás, a los que están dispuestos a tomar ahora este camino más duro, aunque hasta ahora lo hayan rechazado. Mi pequeño grupo ha recorrido hasta ahora este camino más duro por sí solo. Y como he dicho, les he impuesto las mayores exigencias.
Tú, Mi amada María, has tenido a millones detrás de ti. ¿Han seguido todos este camino más duro? No. Han elegido el camino más fácil, que no incluye lo que Mi pequeña tiene que cumplir. Ella es la sucesora de Mi amada María Sieler. Ya lo he afirmado. Y cree en ella. Está ahí para iniciar el Nuevo Sacerdocio y la Nueva Iglesia, como Yo lo deseo. Cómo sucederá esto, os lo seguiré manifestando por etapas, si creéis y confiáis.
Esta Iglesia está acabada, pero seguirá existiendo en la gloriosa Nueva Iglesia. Gloriosa será y pura y en verdad vivirá esta fe. Todos los que me obedezcan y quieran seguir por este camino más difícil, entonces yacerán en la verdad y se les permitirá entrar en la Nueva Iglesia. Todos los que no crean y sigan persiguiendo a Mi mensajera como ha sido perseguida hasta ahora, serán condenados si no se vuelven atrás en el último momento y agarran esta paja que les ofrezco.
Mi pequeña mensajera es perseguida, perseguida en grado sumo. Tiene que soportarlo y también lo soportará, pero sólo con mi fuerza. Como habéis sabido por Mí, está siendo perseguida por la policía. El registro que mi pequeño rebaño ha testificado sobre Mí corresponde a la verdad plena. Me han confesado como Padre Celestial hasta el último momento durante el interrogatorio policial, que ahora se envía a la fiscalía. Han dado testimonio de Mí y han dicho: «Todo lo haremos por el Padre Celestial. Lo que Él exige es nuestro mandato y lo obedecemos en obediencia a Él. Sólo a Él obedeceremos y no a la policía ni a este director del centro de oración de Wigratzbad y tampoco a la fiscalía». Yo Soy el director de este lugar de oración. Un día este lugar de oración será puesto en primer lugar. Allí sucederá todo y por eso mi pequeña ha recibido esta misión para Wigratzbad, porque no se cumple allí en este lugar.
Un día Mi madre aparecerá allí. La cruz y Jesucristo serán vistos en todo el mundo. Sí, ésta es la verdad y ésta es la verdad que has declarado. Te doy las gracias por ello. Te doy las gracias por esta confesión. Tú, Mi pequeño, incluso dijiste: «Doy Mi vida si el Padre Celestial lo desea. Por su deseo y por su voluntad vivo». Y tú has tomado en serio esta confesión, hijita mía. Te doy las gracias a ti y a tu amado pequeño rebaño. Los tres os habéis puesto en Mi voluntad, y el Espíritu Santo os ha desbordado y ha hablado desde vosotros. No has sido tú, sino el Espíritu Santo quien te ha dado estas palabras.
Os amo, por tanto, en mayor medida y os doy las gracias por ello y también os doy las gracias por haber celebrado hoy tan íntimamente esta Santa Fiesta de la Trinidad. Es el final del tiempo pascual. Sigo deseándoos este amor y esta bondad y mansedumbre que hablará de vosotros y que vivís y testimoniáis. Creed y confiad y pensad en este tiempo que ahora llega a todos. Continúa expiando, sacrificando y rezando por los mensajeros. Amo a todos los que me aman y dan testimonio de mí y viven plenamente mi fe en la verdad.
Por eso os bendigo hoy en la Trinidad con todos los ángeles y santos, especialmente con Mi queridísima Madre y Reina, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bendita, amada y alabada sea la Santísima Trinidad desde ahora y para siempre. Amén.
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