Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
sábado, 2 de mayo de 2015
Sábado de expiación del Corazón de María y Cenáculo.
La Virgen habla después del Cenáculo y de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la Casa de la Gloria de Mellatz a través de su instrumento y de su hija Ana.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. El altar de María estaba especialmente decorado con muchas flores que se iluminaron durante la Santa Misa del Sacrificio. El altar del Sacrificio también estaba bañado por una luz resplandeciente.
Yo, vuestra Madre Celestial, os hablaré hoy: Mis amados hijos, Mi amado grupito, Mis amados seguidores, Yo, la Madre Celestial, os hablo hoy a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está enteramente en Mi Voluntad y hoy repite sólo palabras que Yo pronuncio.
Hoy habéis entrado en el Cenáculo, en la Sala de Pentecostés, Conmigo, vuestra Madre Celestial, la Madre y Reina de la Victoria y la Reina Rosa de Heroldsbach.
Mis amados hijos de María, Mis amados peregrinos de cerca y de lejos, Mi amado pequeño rebaño y seguidores, sobre todo Mi amada hijita Ana, como ya habéis experimentado, el camino en la misión del mundo continuará. Cumplirás todo lo que el Padre Celestial desea de ti, de tu pequeño grupo y de tus seguidores. Todo se te dará si continúas fielmente por este camino y no te desvías, sino que agradeces al Padre celestial que te imponga los mayores sufrimientos, los mayores sacrificios. En ti sufre Jesucristo, Mi Hijo. No olvides esto, hijita Mía, si piensas que se te exige demasiado. Yo, tu Madre Celestial, sigo recorriendo este camino contigo y llevaré tu cruz con todos los ángeles y santos y te apoyaré.
¿Cuál es la situación hoy, Mi amado pequeño rebaño? Cuánto espero a Mis hijos sacerdotes, que prometieron a Mi Hijo Jesucristo en su consagración recorrer este camino dificilísimo de la Pasión, subir el Calvario hasta el monte Gólgota.
¿Qué sucede en cada Santa Misa de Sacrificio según Pío V en el Rito Tridentino? Mi Hijo Jesucristo renueva Su Santo Sacrificio de la Cruz en los altares donde se celebra este Santo Sacrificio en la plena verdad.
Mis amados hijos sacerdotes, espero vuestro arrepentimiento. Cuánto os he bendecido con el amor del Espíritu Santo. Cuánto he inflamado vuestros corazones con el amor del Espíritu Santo y con el fuego de Su Espíritu. Y sin embargo, Mis amados hijos sacerdotes, os habéis desviado. La Pasión de Mi Hijo Jesucristo se os ha vuelto indiferente. Estáis confundidos. Incluso negáis a Mi Hijo Jesucristo, pues ¿qué es la misa popular sino una calumnia? Mis hijos sacerdotes dan la espalda a Mi Hijo Jesucristo. Permanecen de espaldas al Sagrario. Él espera su amor. Espera que estos hijos Suyos sacerdotes le rindan homenaje, le sirvan en la Santa Misa del Sacrificio, se entreguen a Él, le digan: «Todo lo que quieras y exijas de mí, lo haré, aunque me cueste la vida. Estoy dispuesto».
Así pues, todo sacerdote santificado debería poder decir Esto es lo que espero y esto es lo que espera Mi Hijo Jesucristo. Yo os sostendré, Mis amados hijos sacerdotes, que os consagráis a Mi Corazón Inmaculado. Entonces estaréis protegidos, entonces podré guiaros, orientaros y dirigiros hacia mi Hijo Jesucristo y pasaréis todo lo que Él os exija. No será imposible, pero vuestra ordenación sacerdotal es lo más santo. ¿Has olvidado todo eso? ¿Has dejado de lado tu promesa? ¿No te has quitado la túnica de sacerdote hace mucho tiempo? ¿Dónde está vuestra santidad hacia Mi Hijo Jesucristo? Cuánto lloro por vuestras almas. Mi Hijo os quiere de vuelta y quiero entregaros a Él.
A través de vuestra expiación, Mis amados elegidos, podéis conseguir mucho. Confortáis a Mi Hijo en este momento tan difícil de la caída de Su Iglesia. Esto no significa, Mis amados hijos de los sacerdotes, que la Iglesia de Mi Hijo vaya a perecer, sino que vosotros la habéis llevado al caos. Y, sin embargo, Mi Hijo sigue esperándoos. Puede que viváis en el caos, pero Mi Hijo Jesucristo resucitará gloriosamente a ésta, Su Iglesia. Su Santa Fiesta del Sacrificio se celebrará un día en todas las iglesias católicas. Lo viviréis porque ésta es la caída de la Iglesia modernista. Ha llegado el tiempo que Yo, vuestra Madre Celestial, os he predicho, el tiempo de la división. Esta iglesia modernista perecerá, pero no la Iglesia Verdadera, Santa, Católica y Apostólica. Para ello he llamado a Mis elegidos para que sigan expiando. Están dispuestos a hacer los mayores sacrificios porque son Mis hijos de María. Y a Mis hijos de María les tocan los mayores sufrimientos. Llevo con ellos esta cruz, que está cargada sobre sus hombros. No cesarán en el sufrimiento, en la expiación y en el amor.
Mira a mi pequeño. Una enfermedad sustituye a la otra. Cada día expía. Cada día sufre dolor y, sin embargo, dice: «Sí, Padre, como tú quieres, estoy dispuesta a soportar este sufrimiento, porque es por ti y por los sacerdotes y por la resurrección de la Nueva Iglesia, la nueva Santa Iglesia».
Un día podremos experimentarlo, y por ello queremos darte las gracias por adelantado. Gracias querida Mater por todo el amor que nos has dado hasta ahora en estos 10 años. Hemos recibido abundantes dones y seguiremos soportando este sufrimiento que nos exige Tu Hijo Jesucristo.
Nuestra Señora dice la bendición: Y así os bendigo, amado pequeño rebaño, con todos los ángeles y santos en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Besad diariamente las llagas de Mi Hijo Jesucristo, como habéis hecho hasta ahora, porque estas llagas os fortalecerán en vuestro esfuerzo por seguir soportando el sufrimiento. Amén.
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