Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

lunes, 6 de abril de 2015

Lunes de Pascua.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en el hospital de Wangen a través de Su instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.

El Padre Celestial dice: Yo, el Padre Celestial, os hablaré hoy, este segundo día de Pascua, a través de Mi instrumento voluntario, obediente y humilde e hija Ana, a vosotros, Mi amado pequeño rebaño, y a vosotros, Mis amados seguidores de cerca y de lejos. En este momento Yo, el Padre Celestial en la Trinidad, hablo en el segundo día de Pascua.

Sí, Mis amados, Él ha resucitado verdaderamente, Él ha resucitado verdaderamente, aunque Mis amados sacerdotes quisieran crucificarle de nuevo. No creen, no adoran, no alaban, no alaban, a pesar de que Mi Hijo ha soportado la vida en el mayor sufrimiento por todos y se ha dejado crucificar para redimir a todos los que están dispuestos a tomar este verdadero camino más duro.

Vosotros, Mi pequeño rebaño amado, Mis seguidores, estad dispuestos y entregaos a Mí, el Padre Celestial en la Trinidad y a Mi Hijo amado que ha resucitado. Seguid diciendo un sí dispuesto, aunque tú, hijita mía, no puedas comprender muchas cosas que debo exigirte ahora, también en estos días de Pascua.

¿Quieres continuar el Camino de la Cruz? ¿Quieres cargar con todo: tus enfermedades, tu estancia en el hospital, tus quejas en la propia habitación del hospital? Todo está previsto para ti, Mi pequeña amada, aunque Me duela a Mí, el Padre Celestial, que te pida tanto en estos días de Pascua. Tú has dicho tu Sí dispuesto y continuarás dándomelo. Te doy las gracias a ti y a todos los tuyos que quieren continuar en este difícil camino, que rezan por ti, que se sacrifican por ti para que puedas soportar los sufrimientos que Yo te exijo. No comprenderás por qué tienes que pasar estos días aquí, en el hospital.

Hoy, en este día, quería consolarte. Tu malestar de ayer fue grande porque no puedes comprender que tengas que estar en esta habitación de hospital. Todo seguirá siendo duro para ti: el sufrimiento, la enfermedad, la grave operación de corazón que aún no has superado. Pero ve más allá. Sacrifica y haz expiación por Mis hijos sacerdotes.

El ateísmo se ha hecho tan grande, Mi pequeña amada, que los sacerdotes ya no creen y sobre todo no están dispuestos a arrepentirse, aunque he dejado que el Espíritu Santo fluya en sus corazones en estos días de Pascua. Expiación tras expiación exijo de mis amados, que estén dispuestos a querer seguir el camino más duro, el camino de la expiación, el camino del sacrificio, el camino del sufrimiento, que tomen voluntariamente su cruz y no refunfuñen por tener que llevar la cruz. Mi amada Madre les apoyará.

Os doy las gracias, Mi amado pequeño rebaño, por decorar tan abundantemente en estos días el altar del sacrificio y el altar de María y por esparcir muchas flores de amor a Mi queridísima Madre. Os doy las gracias por creer que tomáis a esta Madre Celestial que os he dado y le pedís que os envíe a todos los ángeles para que sigáis en el camino. Ella no te abandona, al contrario, es la Madre más amorosa a la que le cuesta ver sufrir a Sus hijos de María, especialmente a ti, Mi pequeña. Sé valiente y fuerte. Tu Padre Celestial te exige todo, todo lo que puedas aportar. Las cruces son regalos. Por favor, ten esto en cuenta. Nunca serán un castigo. El camino del sufrimiento es largo para ti, hijita Mía, y está sembrado de muchas espinas. Pero es un camino de amor.

Mira siempre a tu corazón, porque Jesucristo, Mi Hijo, sufre en ti y recorre de nuevo el Camino de la Cruz. Cuando tú sufres, Él sufre mucho más que tú. Por favor, ten esto en cuenta. Él quiere entrar en tu corazón amoroso. Él busca en vuestros corazones el consuelo que no puede encontrar en ningún otro lugar más que con vosotros, los creyentes, los amantes. El amor os acompañará en estos días y la Novena de la Misericordia os sostendrá hasta el próximo domingo, el Domingo de la Misericordia.

Sostened a Mi pequeño, a Mi amado pequeño rebaño, en este camino en el hospital. Recordad siempre que el sufrimiento será muy difícil para ella y que necesita vuestro aliento y consuelo.

Y ahora quiero bendeciros en este día santo, el segundo día de Pascua. Quiero daros todas las gracias pascuales que necesitéis, que debéis disfrutar y que debéis transmitir a muchas personas. Estas gracias se dispersarán ampliamente, sobre todo hoy y el próximo domingo.

Os amo, os bendigo, os protejo y os guardo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. ¡Permaneced fieles al Cielo! Él os dará todo lo que necesitéis en este camino. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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