miércoles, 21 de noviembre de 2012

Fiesta del Sacrificio de María y Vigilia por la vida no nacida.

La Madre de Dios habla después de la Vigilia en Göttingen a través de su instrumento e hija Anne.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Hoy la Santísima Madre habla en la Fiesta del Sacrificio de María. Este festival no se menciona en el modernismo. Muchos ángeles ya estaban presentes antes de la Santa Misa Sacrificial. Incluso afuera los vi flotando en el cielo. La Madonna de Guadalupe avanzó, luego vino la Madonna de Fátima y la Rosa Mística. Después siguieron los ángeles con las pequeñas almas para acompañar al grupo a la vigilia en la plaza del mercado.

Nuestra Señora habla a su fiesta hoy: Yo, vuestra queridísima Madre de Dios, os hablo hoy, a Mi fiesta de sacrificio, cuando fui llevada al templo por Mis padres a la edad de tres años, a través de Mi instrumento e hija voluntaria, obediente y humilde Anne, que yace enteramente en la voluntad del cielo.

Mi amado rebaño, Mis amados seguidores, Mis amados peregrinos y creyentes, Yo, vuestra queridísima Madre de Dios, os hablo hoy, en esta Fiesta de Mi Sacrificio. Habéis peregrinado a la ciudad en este día festivo, y habéis observado esta vigilia, como estaba escrito en la voluntad del Padre Celestial. Entrasteis en la ciudad rezando el rosario y muchos ángeles con pequeñas almas os acompañaron. La Madonna de Guadalupe, la Madonna de Fátima y la Rosa Mística, por supuesto, tomaron la delantera.

Yo, vuestra queridísima madre, quisiera agradeceros hoy por este arduo viaje. No fue fácil, pero hicisteis este sacrificio y Mi pequeño, adorando ante el Santísimo Sacramento de Mi Hijo, también rezó los cuatro rosarios. Estos rosarios son preciosos. No son solo la escalera al cielo, sino que ayudan a estas muchas pequeñas almas a entrar en el paraíso en compañía de la gran hueste de ángeles.

Os amo a todos, también a vosotras, Mis queridas madres. Orábamos especialmente por vosotras hoy. Si habéis dicho sí a este aborto, a este asesinato, arrepentíos de ello con todo vuestro corazón y venid a Mí, vuestra Madre Celestial. Os consolaré en este sufrimiento. No os dejaré solos en el futuro. Confesad este grave pecado, y seréis liberados de este sufrimiento porque aún os lo recordarán. Dad un nombre a vuestro hijo y un lugar en el cementerio donde podáis hablar y orar con vuestro hijo. Os ayudará a superar este difícil momento.

Os amo, vuestra queridísima madre, porque vosotros, Mi pequeño rebaño, habéis salvado de nuevo hoy una enorme hueste de pequeñas almas. Quisiera agradeceros y agradeceros una y otra vez. En muchos lugares esta vigilia también se ha hecho pública y muchas personas, muchos creyentes, realizan esta peregrinación en esta vigilia. Pero en las iglesias esta vigilia no es aceptada, aunque es tan fructífera. Echan a la gente de oración de las iglesias. ¿Por qué, mi queridísimo hijo, por qué? Porque uno no cree en ello, porque uno no adora a Mi Hijo Jesucristo y expulsa a la Santísima Madre de Dios y no respeta la vida no nacida.

Ayudaré a todos los sacerdotes en este difícil camino, y sin embargo no creen y expulsan a Mi Hijo en Mis mensajeros. No se os permite hablar. No deben transmitir mensajes porque no les gusta, porque quieren trabajar ellos mismos y porque han perdido el miedo a los hombres. Han cortado lo sobrenatural. Y esto es amargo para Mi Hijo en la Santísima Trinidad.

Amo a todos y quisiera seguir pidiéndoos, rezad por estos sacerdotes y rezad por la vida no nacida, para que muchas madres estén dispuestas a aceptar a su hijo. Os amo a todos y quiero bendeciros en amor, en fidelidad a la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Seguid rezando, rezad también el fructífero Vía Crucis a diario, porque ayuda a los sacerdotes a querer arrepentirse. Amén.