Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
jueves, 13 de abril de 2006
Que estés aquí es un gran regalo, una gran gracia. También conlleva una responsabilidad para ti, porque mucha gente ya no puede y no quiere creer más. Reza por ellos, expía por ellos y sacrifica todo tu sufrimiento y dificultades por estas almas, a todas las cuales quiero salvar y conducir a Mi Padre Celestial.
Estas corrientes de gracia irradiarán a mucha gente y ellos se sentirán tocados. Podrán volver, y por eso te pido que vayas conmigo a la lucha, a la última lucha. Te protegeré con todos los ángeles, ángeles guardianes y arcángeles. Nunca estarás solo, porque tu Madre Celestial camina todos los caminos contigo.
Todo el cielo anhela a estas muchas personas que están perdidas en esta apostasía. Observa Mi Santo Sacramento de la Penitencia muy a menudo. Apúrate a mis lugares de gracia, porque contienen las mayores gracias. Allí mis gracias fluirán en corrientes sobre los hombres. Las derramaré en los últimos tiempos, en este tiempo de tribulación y fin de los tiempos, porque quiero salvar muchas almas que están listas para volver.
Yo, tu Madre más querida, dejaré que grandes corrientes de gracia fluyan en vuestros corazones hoy. Sois Mis hijos, Mis hijos de María y os amo con todo Mi corazón. Te protegeré y guardaré. Seré tu guía para el futuro.
La tribulación de Mi Hijo ha comenzado y estoy en la última batalla con Satanás. Pero piensa en mi victoria. Sacrifica, reza y expía por todo el mundo. Esta apostasía se ha extendido por todo el mundo, especialmente en Alemania, Austria y también en Suiza.
Mis hijos, no os entristezcáis de que este tiempo deba llegar hoy en todo el mundo. Como sabéis, mucha gente, especialmente jóvenes, se extravía. Por lo tanto, rezad especialmente por los jóvenes. Ya no viven en pureza y os pido que rezéis por esta pureza de la juventud, porque ellos son vuestro futuro.
Vuestra mamá más querida os ha dado muchas palabras para llevar con vosotros. La tribulación es tan grande que todo el mundo grita en angustia. Ella tiene anhelo y ya no se consagran a Mi corazón. Este Inmaculado Corazón prevalecerá, porque soy vuestra Madre, vuestra Madre Celestial y vuestra Reina y Victora.
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