Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 18 de agosto de 2013
Mensaje De Nuestro Señor Jesucristo Y Nuestra Señora - Comunicado Al Vidente Marcos Tadeu - 63ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora
Momento de éxtasis del vidente Marcos Tadeu en la Aparición
Jacareí, 18 de Agosto de 2013
63ª Clase de la Escuela de Santidad y Amor de Nuestra Señora
Mensaje De Nuestro Señor Y Nuestra Señora
(Nuestro Señor Jesucristo): "Amados hijos Míos, Yo, Jesús, vuestro Maestro y Señor, vengo hoy a bendeciros con Mi Madre y a daros Mi Paz.
Hijos míos, convertíos rápidamente, porque vuestro tiempo se acaba, no penséis que las cosas permanecerán indefinidas e indecisas para siempre, ni que esta situación de pecado y rebelión de las almas y del mundo contra Mí será tolerada por Mí eternamente, porque ya no puedo soportar tanto pecado que veo en el mundo cada día. Y por eso pronto limpiaré la tierra con un rigor mucho mayor que cuando la purifiqué en la época del Diluvio y del castigo de Sodoma y Gomorra. Sí, voy a limpiar la tierra porque está empapada de pecados y crímenes, y Mis ojos ya no pueden soportar tanta abominación. No seáis como las gentes del tiempo del diluvio, que vieron a Noé entrar en el Arca, construyendo el Arca para salvarse de Mi ira, y que se decían riendo unos a otros: comamos y bebamos, casémonos y démonos en matrimonio, porque Noé está loco y no pasará nada, el mundo no se acabará nunca, somos nosotros los que acabaremos con la muerte, así que démonos todos los placeres que queramos porque la vida es corta. Sí, esos infelices dijeron eso, y se rieron de Noé hasta el momento en que entró en el Arca y envié el diluvio y todos murieron. No seáis como aquella gente desgraciada, porque de un momento a otro os sorprenderé con un Castigo repentino.
Convertíos sin demora, sed verdaderos discípulos Míos, fervientes, ardientes, valientes y celosos de Mi Gloria, del conocimiento de Mi Nombre y de la salvación de las almas. No seáis perezosos ni perezosas, pues odio a los perezosos y perezosas, también odio a los cobardes, odio a los tibios y a los de corazón frío, a los duros los castigaré con el castigo eterno en las llamas del infierno donde crujirán los dientes, y a los tibios los vomitaré de Mi boca.
Sed fieles y celosos, pues sólo los fieles y celosos llegarán al Cielo, el lugar de los tibios son las profundidades del Infierno.
Yo, igual que envié al profeta Jonás a la ciudad de Nínive, envié a Mi Madre a tantos lugares de la tierra, y también aquí, para traer Mi Mensaje de conversión y penitencia, si esta humanidad, si esta generación es como la generación de Nínive y atiende al Mensaje de penitencia y se convierte de sus malos caminos, perdonaré a esta generación, la glorificaré, le daré paz, la renovaré y haré de ella la generación más extraordinaria de todos los tiempos. Pero si esta generación desprecia el Mensaje de penitencia que Mi Madre os anuncia, entonces la castigaré con tal severidad que será conocida como la generación más malvada y maldita de todos los tiempos.
La salvación y la condenación están en vuestras manos, el bien y el mal están ante vosotros, tended vuestras manos para lo que queráis, sois libres de amarme o despreciarme, de servirme o perseguirme, se os dará lo que prefiráis, y por eso y por lo que elijáis tendréis vuestra recompensa en esta vida y en la otra.
Yo, el Señor, ya estoy cansado, de ver tanta Apostasía en Mi casa, tantos obispos, sacerdotes y religiosos que ya no creen, ya no rezan, no son fieles a sus votos y conducen a Mi pueblo al camino de la perdición, negándoles los Mensajes de Mi Madre, que son lo único que podría salvar a los hombres de este tiempo. Porque no puedo tolerarlos, porque no puedo soportarlos más, voy a enviar un gran castigo, sí, será el más tremendo de todos, quienquiera que viva lo verá. Y Mi Sagrado Corazón purificará entonces esta tierra y la transformará en un nuevo jardín, volveré a empezar el mundo desde cero, y esta vez este mundo será completamente santo y ya no degenerará, porque Mi enemigo, el demonio será atado con cadenas que nunca más podrá romper en las profundidades del infierno, y ya no podrá tentar a la tierra. Los hombres restantes pasarán primero por un gran juicio, los quemaré con el Fuego del Espíritu Santo de tal manera que ya no podrán volver a la antigua maldad y corrupción interior, así que con sus corazones completamente purificados, Me amarán, Me servirán y nunca más Me traicionarán.
Todo esto sucederá hijos Míos y sucederá pronto, así que preparaos, llenad vuestras lámparas con el aceite del amor, la oración y el celo, porque el Esposo está a punto de regresar a Su casa, y ¡ay de las esposas que encuentre durmiendo negligentemente! En verdad, les atará las manos y las arrojará a las tinieblas exteriores, bienaventurada la esposa que encuentre velando, bienaventurada el alma que encuentre celosa, velando con la lámpara de la oración y del amor encendida, porque entonces, le daré a esta Mi esposa la recompensa que desde el principio del mundo le está reservada.
Aquí, en este lugar de Mis Apariciones, donde Mi Sagrado Corazón os ha revelado Su Misericordia como nunca antes, deseo haceros grandes Santos, pero vuestros defectos estropean Mi obra, vuestra pereza, vuestra mala voluntad, vuestra insensibilidad estropean Mi obra en vosotros, sobre todo, vuestra idea de que sólo rezando el Rosario ya seréis dignos del Cielo, todo esto, también, es un error que retrasa Mi obra en vosotros. El Santo Rosario es poderoso para tu salvación sí, pero es un medio para que tengas la fuerza interior de practicar las virtudes, sin practicar las virtudes, nadie entrará en el Cielo, nadie será admitido por Mí. Por tanto, convertíos de verdad, practicad las Virtudes y con el rezo del Rosario tendréis la fuerza para cumplirlas y practicarlas en vuestra vida como Yo deseo, entonces seréis agradables a Mis ojos como piedras preciosas, como diamantes, que Yo amo y que guardo en el cofre de Mi Corazón como los bienes más queridos para Mí.
Mis almas elegidas, a las que he amado y llamado aquí a una gran perfección, venid a Mi Corazón, ¡no os demoréis más! Soy un Padre amoroso para todos, un salvador, un amigo y un Esposo dulcísimo para todas las almas que vienen a Mí. Venid como sois y con todo lo que tenéis, venid pobres, venid ricos, porque Yo no odio a los ricos, pero como ya he dicho otras veces, odio a los que fijan su corazón en las riquezas, a los que se enfrían en su amor por Mí para amar sus riquezas.
Venid, venid a Mi Sagrado Corazón, porque deseo verdaderamente daros la verdadera vida, la vida en Mí, permaneced en Mí y Yo permaneceré en vosotros. No me importa por el momento que tengáis debilidades, lo que más importa es vuestro deseo de convertiros, de mejorar, de ser santos, esto es lo que más cuenta ante Mí, y vuestras imperfecciones, poco a poco, las iré quemando, una a una, hasta que no quede ni siquiera un recuerdo de ellas en Mí.
¡Ven a Mí, porque te amo, te deseo y quiero salvarte con toda la fuerza de Mi Corazón! Si Me dais vuestro «sí», haréis locuras por vosotros mismos, no mediré esfuerzos, y aunque tuviera que crear mil mundos para darlos a cambio de vuestras almas, lo haría, pero no acepto perder a ninguno de vosotros, Mis queridas ovejas, por las que he derramado Mi Sangre hasta la última gota. Venid a Mí porque quiero salvaros y daros Mi paz.
Aquí, en este Lugar, donde Mi Sagrado Corazón es perfectamente amado, perfectamente alabado, obedecido y perdonado por Mi pequeño hijo Marcos y por tantos de Mis hijos que Me han entregado amorosamente sus corazones y sus vidas y desean verdaderamente amarme y ser Mis discípulos, aquí, derramo gracias como nunca antes lo había hecho en toda la historia de la humanidad. Venid a Mi Corazón, porque Mi Corazón desea transformaros en perlas, en diamantes de gran belleza espiritual y santidad, para Mi mayor gloria, para que Mi verdad triunfe en todo el mundo, y para que por fin este mundo pantanoso de pecado se transforme en un jardín de gracia y amor.
Bendigo a todos en este momento generosamente desde Paray-Le-Monial, desde Dozule y desde Jacareí".
(María Santísima): "Mis queridos hijos, hoy, Yo, vuestra Reina Asunta al Cielo en Cuerpo y Alma, a quien celebráis con tanto amor, afecto y devoción, vengo una vez más a bendeciros y a daros Mi Paz.
Sed diamantes de amor perfecto, diamantes de Mi corona real para que vosotros, entonces perfectamente bellos, puros y luminosos seáis el adorno más precioso de Mi Corazón y al mismo tiempo a través de vosotros irradie la belleza, el perfume, la gracia, el esplendor, el resplandor de Mi Cuerpo Glorioso sujeto al Cielo, en este mundo lleno de tinieblas, de pecado, de apostasía, de vicios y de tanta frialdad hacia Dios y hacia Mí.
Sed Mis diamantes de amor, cuya belleza encanta los ojos de todos los que los ven, que la belleza espiritual de vuestra alma encanta los ojos de todos los que os miran, que atrae todos los corazones hacia Mí, para que entonces, todas las almas quieran también convertirse en Mis diamantes de amor, amándome a Mí y a través de Mí amando a Dios con un corazón lleno de verdadero amor, de verdadero deseo de Dios y de fidelidad.
Sed Mis diamantes de amor, viviendo una vida de profunda oración, de profunda intimidad con Dios y Conmigo, de profunda penitencia por vuestros pecados, de mortificación, de renuncia a las cosas vanas del mundo y de vuestra voluntad, para que entonces, la belleza de vuestra alma, el resplandor de vuestra alma, ahuyente las tinieblas del pecado con las que Satanás ha adornado las almas de Mis hijos, ha oscurecido las almas en el mundo. Para que, de este modo, el resplandor de Mi Cuerpo Glorioso ilumine a todos, triunfe en todos y haga que todos vivan en la luz de la gracia, la santidad y el amor de Dios.
Sed Mis diamantes de amor perfecto, obedeciendo Mis mensajes mediante la lectura y la meditación de las vidas de los santos, meditando las virtudes que tanto deseo que practiquéis: Inocencia, Amor, Pureza, Humildad, Celo, Obediencia, Fortaleza, Longevidad, Prudencia, Templanza, Constancia, para que todos vosotros seáis verdaderamente Mis preciosos diamantes de amor con los que iluminaré, embelleceré y renovaré toda la faz de la tierra.
Viviendo así, seréis los diamantes más preciosos de la Corona Real que el Señor Me ha dado en el Cielo, seréis verdaderamente las pupilas de Mis Ojos, seréis el brocado de oro de Mis vestiduras reales con las que haré que tantas almas Me conozcan, Me amen, y a través de Mí lleguen a Mi hijo Jesús, y a través de Mi hijo Jesús lleguen al Padre.
Yo, vuestra Madre, estoy con vosotros en todo momento, hijos Míos. Este es verdaderamente Mi Taller de Joyería Celestial, donde estoy puliendo a las almas, donde estoy facetando a tantas almas hasta dar a estas almas, a estas Mis piedras preciosas, la belleza, la hermosura, el valor, el encanto, el quilate de los Santos, para que entonces, hijos Míos, verdaderamente podáis dar alegría a la Santísima Trinidad, que está tan entristecida con tantos pecados de este mundo, con tantas abominaciones que ve, y que quiso dar curso a Su Justicia, pero que fue impedida por Mí, cuando pedí más tiempo para intentar salvar al mundo con Mis Apariciones Aquí en Jacareí. No podéis imaginar el gran Castigo del que os he salvado, no podéis imaginar los azotes que os he apartado, merecidos por vuestros pecados. Por eso, redoblad ahora vuestro amor, fidelidad y obediencia a Dios y a Mí, para que os salvéis. No quiero veros sufrir, por eso os lo ruego, hijos Míos: ¡Convertíos sin demora! En vuestros sufrimientos, venid a Mí; Yo sufro con vuestros sufrimientos y me alegro con vuestras alegrías. En vuestros sufrimientos, venid a Mí en busca de consuelo, y Yo os lo daré; venid a Mí, que tanto os amo y quiero salvaros cueste lo que cueste.
Sufro por lo que os espera en el futuro, así que, hijos Míos, cambiad vuestro futuro cambiando vuestro presente, convirtiéndoos y decidiéndoos por Dios y por la Santidad, por el Cielo y por Mí.
Os bendigo a todos en este momento, especialmente a ti Marcos, el más obediente de Nuestros hijos y de Nuestros Siervos, el más trabajador de Mis guerreros. En verdad el viernes, cuando estuvisteis grabando, haciendo un nuevo Rosario para Mí, de nuevo até a los demonios, neutralicé su acción en el mundo, cegué a Satanás y ya no pudo dañar a las almas, cerré las puertas del infierno y nadie fue condenado durante las horas que estuvisteis haciendo el nuevo Rosario. Entregué muchas almas del Purgatorio al Cielo y convertí a muchos pecadores y sobre ti, sobre tus seres queridos y sobre los que te aman de verdad y a los que amas, derramé una inmensa lluvia de bendiciones, una inmensa lluvia de gracias.
Ven Mi pequeña paloma, Mi pequeño diamante, a quien no me canso de favorecer y bendecir, por todo el amor que Me tienes, por todos los servicios que Me prestas, por toda la obediencia y tu dura lucha de cada día para hacerme conocer, amar y obedecer a todos. Ven, entra en el refugio de Mi Corazón Inmaculado, descansa en Mí y bebe de las aguas misteriosas y especiales de Mi Amor que sólo a ti te doy y que están reservadas para ti desde el principio del mundo, Mi Ángel más querido y Mi hijo más obediente.
Os bendigo a todos ahora con Mi bendición especial de Lourdes, de La Salette y de Jacareí.
Paz Mis amados Hijos".
(Marcos): «Hasta pronto».
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