domingo, 24 de mayo de 2009

Mensaje de la Muy Santa Madre de Dios

Mis pequeños, yo soy su Madre y a lo largo de todos estos años les he señalado el camino de la salvación. Pero muchos han preferido seguir sus propios caminos. Por esta razón, el mundo se ha llenado de corrupción, mal, injusticia, pecado, violencia y la oscuridad de errores y dureza de corazón.

LA ÚNICA ORACIÓN QUE AHORA PUEDE CONTRARRESTAR Y VENCER TANTO MAL ES MI ROSARIO.

Esta oración, a la vez intensa, SIMPLE y que pueden hacer en cualquier lugar, en cualquier momento y de cualquier manera para luego alcanzar del Señor Su gracia, Su Misericordia, Su Amor.

Mi Rosario rezado en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier situación en la que se encuentren, es el vínculo de amor que los une a mí y a Dios y que hace que las gracias y las influencias de la Vida Divina misma se transmitan a ustedes. De esta manera Mis hijos, a través del Rosario, puedo consolarlos, puedo ayudarlos, puedo protegerlos, puedo defenderlos, puedo llevarlos en Mis brazos en cualquier momento y en cualquier lugar.

¡Recen Mi Rosario! Al Rosario he dado todas mis gracias, ¡se lo he dicho aquí muchas, muchas veces!

¡Confíen en Él! Confíen en esta oración que yo misma vine del Cielo a dar y enseñar a mi hijo Domingo de Gusmão. Esta oración de la cual he hablado, he recomendado, he enseñado a todos Mis santos, a mi pequeña hija Bernadette, a Catherine Labouré y a muchos y muchos de Mis servidores.

Es a través de esta oración que los salvaré, que los guiaré, que los introduciré un día en las moradas eternas, Mis hijos. Confíen en Mi Amor, confíen en Mi Corazón.

Cuando sufran, yo no estoy lejos de ustedes; al contrario, estoy tan cerca de ustedes como lo estuve de mi hijo Jesús en la cima del Calvario. Cuando estén sufriendo, cuando estén en la cruz no es al pie de la prueba donde me encuentro, ¡oh no! Es al pie de la prueba, bien juntos, bien abrazados a su cruz. Y así como permanecí con mi hijo hasta el final con ustedes, así permaneceré. Y así como en la resurrección y victoria de Mi Hijo, allí estaba con Él, también en el momento de su triunfo, estaré con ustedes para coronarlos con la corona que merecerán por su confianza, por su oración, por su perseverancia, por su amor y por su paciencia.

A todos, Mis hijos, los bendigo abundantemente desde Caravaggio, desde Oliveto Citra y desde Jacarei".