sábado, 3 de abril de 2010

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Mis amados hijos, yo, su Madre, les digo: oren y conviértanse. ¿Cuánto tiempo llevo llamándolos a Dios? ¿No quieren tener verdadera paz y amor? Cambien sus corazones escuchando y viviendo mis llamados. Mis llamados son sagrados. No sean hijos desobedientes que clavan espadas de dolor en mi Corazón. Sean las rosas que adornan mi Corazón viviendo la santidad, la oración, la conversión sincera y el amor fraternal.

Si quieren ir al cielo algún día, deben esforzarse y vivir como hijos de Dios y verdaderos hijos míos. No quieran pertenecer a Dios y al mundo, porque Dios es quien debe tener el primer lugar en sus corazones. Dejen el mundo para que sea de Dios. Nada de este mundo los llevará al cielo. Ahora, les pregunto: ¿por qué quieren aferrarse a las cosas de este mundo y sufrir por renunciar a todas las cosas inútiles para ser hijos de mi Hijo con todo su corazón?

Tengan fuerza, mis hijos, dejen ir todo lo innecesario, porque muchos son los que están espiritualmente muertos, porque han destruido la santidad y la gracia de sus almas con el pecado y las cosas del mundo.

Estoy de luto. Soy como la Madre Dolorosa. Estoy de luto porque muchos de mis hijos están espiritualmente muertos. Lamento porque aquellos que deberían ser una luz guiando a todos los fieles están con sus almas podridas y muertas. ¿Cómo no puedo lamentarme cuando veo esta gran desolación y tristeza en la que se encuentran muchos de mis hijos?

Oren, oren y reparen para que la Vida Eterna, que es mi Hijo Jesús, pueda resucitar a todos estos mis hijos esclavizados por el diablo y el pecado. Salven estas almas rompiendo las cadenas del pecado con sus oraciones y sacrificios. No pierdan el tiempo. Todo tiempo es precioso y sagrado para salvar almas. Usen su tiempo, el tiempo que Dios les da, para conducir a muchos pecadores a Dios. Aban sus corazones y cambien sus vidas. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!