Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
sábado, 10 de octubre de 2009
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con ustedes!
Mis queridos hijos, Yo, su Madre, estoy aquí para bendecirlos una vez más. Mi Corazón está lleno de amor por ustedes. Permítanme llenar sus corazones con mi amor. Dios los ama y desea su total conversión a Él. ¿Por qué a menudo no viven y escuchan mis llamados? ¿Por qué a menudo se demoran en abrir sus corazones a Él?
Hijitos, entiendan que este es el momento oportuno para su conversión. No permitan que Satanás los aleje del camino que les estoy señalando. Oren el rosario para tener la fuerza de superar las trampas y tentaciones que Él les lanza a cada momento.
Sean de Dios con su corazón, con su vida, y con todo su ser. No abandonen su propósito de conversión. Pidan mi ayuda y yo los ayudaré. Mañana, mis hijos, muchos de ellos irán a Itapiranga, un lugar santo lleno de las gracias de Dios.
Hijitos, lo que Dios hizo en Itapiranga, no lo hizo en ninguna ciudad del Amazonas. Por muchos años Dios me hizo venir a Itapiranga para darles mis mensajes. Por muchos años Dios continúa otorgándoles grandes gracias, para convertir a sus hermanos y hermanas y para santificar a sus familias, así que Itapiranga será como el Señor desea.
Allí, mi Hijo me hará mejor conocida y amada, así como San José y nuestros tres corazones unidos triunfarán en los corazones, vidas y familias de muchos de mis hijos.
Oren, oren, oren con fe y Dios escuchará sus oraciones. Oren con amor y el mal que desea destruirlos se destruirá por sí solo. Dios es el Todopoderoso y ayuda y protege a todos sus hijos.
Gracias por su presencia aquí esta noche. Gracias por sus oraciones y por difundir mis llamados a sus hermanos y hermanas. Los bendigo con amor: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!
En este mensaje, Nuestra Señora nos está mostrando la importancia de Itapiranga en Amazonas. Itapiranga es un lugar donde las gracias de Dios se derraman en abundancia para Brasil y para toda la humanidad. Por más de quince años, Nuestra Señora ha continuado derramar sus gracias maternales sobre todos sus hijos e hijas. Nadie podrá jamás decir que Nuestra Señora no fue generosa y que no se acordó de alguien, porque Ella como Madre se acordó de cada uno de nosotros y con gran amor nos da sus mensajes, ansiosa por guiarnos por el camino que conduce al cielo. Nuestra Señora nos ama mucho. A menudo cuando me paro frente a Ella me doy cuenta de lo imperfecto y pobre que aún es mi amor y cuánto tengo que aprender a amar, a perdonar y a ser esa persona llena de Dios y su amor.
Ayúdame, Oh querida Madre a ser una persona que transmita amor a los necesitados. Ayúdame a ser todo de Dios para que pueda exudar amor y ser testigo del amor a mis hermanos y hermanas. Que mi vida sea dada toda al amor, para que el amor me haga un dador de él a aquellos que no aman. Amén!
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