Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
domingo, 19 de abril de 2009
Mensaje de Nuestro Señor a Edson Glauber

¡Mi paz a todos ustedes!
Soy Paz. Soy Vida. Soy la Luz de sus almas. Oren, oren, oren. Con la oración entrarán en mi misericordioso Corazón. Quiero enriquecerlos con gracias del cielo. Ustedes quieren Salvación, pero no se esfuerzan por merecerla. Quieren felicidad, pero se alejan de mí. No pueden ser míos si quieren seguir los rumores del mundo.
El mundo ha destruido las virtudes de sus almas. Puse un poco de mi amor en sus corazones cuando los creé, pero muchos de ustedes han destruido este amor pecando, cometiendo ultrajes e ingratitud contra mí. No se alejen de mí. Obedezcan a mi Madre, escuchen sus súplicas. Entréguense a la protección de mi Padre José y serán míos.
Las apariciones de mi Madre en el Amazonas son la gran gracia de mi Misericordioso Corazón para todos ustedes. Quien viva los llamados que mi Madre les dejó en sus muchas apariciones, no verá el fuego del infierno. Vivan los mensajes de mi Madre. Dejen atrás su vida de pecado, adulterio, ingratitud, incredulidad, falta de fe, desobediencia.
Regresen a mí. Los estoy llamando a ustedes y al mundo: regresen, regresen, regresen, pues mi misericordia está brillando sobre ustedes, antes de que llegue el día de la justicia. ¡Ay, mi justicia!, no conocen mi justicia, así como aún no han conocido mi misericordia: mi justicia es grande, y pesa sobre todo el mundo. Clamen por mi misericordia, para que la misericordia venza a la justicia, o de lo contrario el día será terrible cuando llegue al mundo.
Soy amor y misericordia misma, pero también soy el Justo de los Justos, el Santo, y aborrezco todo pecado. Estén en mi gracia siempre, para que siempre puedan ver mi misericordia brillando en sus vidas. Los amo. ¿Me aman verdaderamente? Sean míos uniéndose a mi amor, pues mi amor ya los rodea ahora mismo. Sean míos orando, pues mi santa mirada ya está vigilándolos a ustedes y a sus familias.
Vivan en unión conmigo profundamente, pues ya estoy unido a todos aquellos que se han entregado al Corazón de mi Madre y Padre José viviendo sus llamados. Sean míos amando a sus hermanos, pues también estoy unido y presente en todos aquellos que cumplen y obedecen mi voluntad. Los bendigo a todos con una bendición especial, como a toda la humanidad: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!
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