sábado, 10 de mayo de 2008

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, decídanse por Dios y su reino de amor y oren cada vez más intensificando sus oraciones por el mundo y por la paz. Satanás está enfurecido con el avance y el desarrollo de mis planes de conversión y quiere traer nuevos sufrimientos a mis amados hijos, causando grandes tristezas. Oren para que no lo logre. Dios los favorece con grandes gracias, hijos míos, pero a menudo no son conscientes de esto. A veces son fervorosos y a veces permiten que la frialdad se apodere de sus corazones. Renuncien a las cosas del mundo y entren y colaboren en los proyectos de Dios. Sus planes son de paz, de amor, de conversión y salvación de muchas almas. Quien se adhiera a ellos nunca se arrepentirá, sino que recibirá la corona de gloria eterna.

Los amo y a menudo me preocupo cuando los veo alejarse de mí y de mi amor como su Madre, para seguir al mundo y sus engaños. Deseo guiarlos a Jesús. Déjenme guiarlos. Déjenme conducirlos de la mano, para que puedan alcanzar el objetivo final, que es el cielo. Quiero que cada uno se salve, y que ninguno se pierda eternamente. Escuchen este llamado mío. Los bendigo a todos, con mi angustiado Corazón de Madre: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!

Nuestra Señora al final del mensaje tenía un rostro triste. Miró a su alrededor como si estuviera mirando a toda la humanidad. No sé cómo describir y nadie puede describir estos preciosos momentos que pasamos con ella mientras presenciábamos tantas cosas en las apariciones. Todo es algo inexplicable. Ver a Nuestra Señora triste es tener el corazón roto y desgarrado por tanto dolor. Queremos hacer todo en ese momento para consolar su corazón.