martes, 2 de julio de 1996

Mensaje de Nuestro Señor a Edson Glauber

Queridos hijitos, lo que deseo es que todos amen a mi Santísima Madre y que vivan mis mandamientos. Les he dado la Ley del Amor. El amor debe ser la base de todo, porque con amor obtendrán todo de mí, su Dios.

Hijos míos, el amor debe arder dentro de ustedes, para que todos puedan ser transformados, como yo he sido transformado. Deben amarse los unos a los otros. Mi Sagrado Corazón es un horno vivo de amor, y este amor les doy a todos ustedes. Vivan en mi amor y llévenlo a todos sus hermanos.

Yo, Jesucristo, derramo mi paz sobre todos ustedes. Hijos míos, ¡qué feliz estoy de tenerlos a todos aquí muy cerca de mí! Los amo tanto, tanto. Sepan que todos me pertenecen y que nunca me dejarán, porque ya están en mi Sagrado Corazón. Amen a sus hermanos y hermanas, y ayuden a los necesitados e indefensos. Sean fraternales los unos con los otros. Les doy mi bendición: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto, mis hijos!

(*) Cuando Jesús nos habla algo sucede y cambia dentro de nosotros. Sus palabras tocan la parte más profunda de nuestro ser. Es algo inexplicable. Cada palabra que Jesús nos dice sigue sanando nuestra alma y nuestro cuerpo. Él es la Palabra Viva, la Palabra Divina hecha carne