domingo, 15 de marzo de 2009

El Padre Celestial habla sobre el amor de la cruz después de la Sagrada Misa Tridentina Sacrificial en la capilla de la casa en Göttingen a través de Su instrumento e hija Anne.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El Padre Celestial dirá: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora en este momento a través de mi hija e instrumento Anne, dispuesta, obediente y humilde. Ella anuncia solo palabras que vienen de mí, y reside en mi verdad.

Mis amados hijos, quien no está conmigo está contra mí. ¿Podéis entender eso? No hay término medio. No hay tibieza, que aún estará en la verdad. Quien no está conmigo está contra mí. Una vez más me gustaría enfatizar estas palabras porque tanta gente piensa que puede cumplir una parte de la verdad y luego ya no quiere seguir mis pasos.

Yo os proclamo la verdad. Y deseo que entonces permanezcáis en la verdad. Solo las Buenas Noticias son aún proclamadas por los hijos de mis sacerdotes. ¿Son estas las Buenas Noticias cuando os digo: Tomad vuestra cruz y seguidme! ¡En la cruz está la salvación! Pero muy pocos creyentes lo entienden, sí, no quieren llevar su cruz. Es demasiado difícil para ellos, aunque saben que yo los he redimido a través de la cruz. Mirad Mi Cruz. ¿Es como vuestra cruz? Nunca mediréis a través de lo que os he redimido: A través de esta cruz.

Especialmente durante esta Cuaresma, colocaos bajo la cruz y tomad vuestra cruz con gusto y amor. Entonces podréis seguir mis pasos. Siempre permaneceréis en la verdad porque Yo, el Padre Celestial, os guío y os dirijo y os conduzco a través de mi Madre Celestial. Ella es vuestra abogada en Mi trono. Ella os formará en amor y en sus virtudes. Practicad estas virtudes, porque podéis leer todo de mi madre. Ella es la Inmaculada Receptora. Nunca llegaréis a ser perfectos, hijos míos. Pero cuando os esforzáis por la santidad, estáis en mi voluntad.

Os deseo que toméis vuestra cruz una y otra vez. Si os parece demasiado pesada, pedidme que os ayude a llevarla. Siempre estoy con vosotros. Nunca estáis solos. Nunca tendréis que llevar vuestra cruz solos. No la arrastréis detrás, sino tomadla con gusto sobre vuestros hombros. No será demasiado difícil para vosotros.

¡Mirad a vuestra Madre Celestial! ¿No soportó todo? ¿No lo soportó por amor y se sometió a Mi Cruz? Amargo dolor tuvo que sufrir como Madre Celestial. Y aún hoy sufre por esta iglesia santa, católica y apostólica, que uno quiere destruir y que está en destrucción. Pero Yo nunca dejaré que esta iglesia caiga. Os enviaré ayuda, ayuda del Espíritu Santo. Si permanecéis en la verdad, siempre tenéis el Espíritu Santo del conocimiento dentro de vosotros. Él os guiará, y en las situaciones más difíciles podréis resistir.

Mucho sufrimiento, hijos míos, debéis soportar. Es mi deseo. Porque solo a través de esta cruz se os dará la salvación y la felicidad eterna en el cielo. Esto os es seguro. Cuánto sufrimiento ya habéis soportado, y soportado con gusto. Por esto quiero daros las gracias, elegidos míos.

Vosotros también debéis siempre dar gracias por lo que os doy. Os doy abundantemente con mis gracias. Todo es misericordioso. Si aceptáis estas gracias, la salvación vendrá a vosotros. Tampoco os apartaréis del verdadero camino de vuestra vida. Avanzaréis, y con gusto y amor ascenderéis a esta montaña a Golgota. Paso a paso os acompañaré.

Dejad que el amor os guíe, el amor divino, entonces os haréis más fuertes. En vuestras debilidades sois fuertes. Porque amo vuestras debilidades porque entonces os apresuráis a mi cruz y buscáis mi ayuda. Os será dada. Y ahora quiero bendecir, amar, proteger y enviaros en la Trinidad de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. El amor es lo más grande. Vivid el amor y os haréis fuertes. Amén.

Alabanza y gloria sean sin fin, Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén.